martes, 3 de enero de 2017

Me atracaron los matutinos aunque me dejaron este vespertino

¡Buenos días!

El sueño, mis sueños, qué se yo, me birlaron las horas mañaneras, me quedé sin ellas, y no me quedó otra que buscarme la vida, y encontré, tarde, aunque la dicha fue buena, un vespertino que ahí os dejo para que lo gastéis como mejor os parezca. La mañana, nublada; la tarde, soleada, de invierno cada vez más suave, en un día de esos que nos roban cualquier pesar que pudiera acaecernos, y de los que tomamos prestado, con o sin su permiso, la ilusión por resurgir con nuevos bríos desde donde sea, buscándonos la vida.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Comanchería" ("Hell or high water"), de David Mackenzie, y con Jeff Bridges, Chris Pine, Ben Foster, y Gil Birmingham. Había visto uno de los largos de este director escocés, su anterior, "Convicto" ("Starred up", 2013).

Dos hermanos, uno divorciado y con dos hijos que quiere lo mejor para su familia, y el otro, un bala perdida que acaba de salir de la cárcel tras varios años allí, organizan una serie de pequeños y rápidos atracos a sucursales del mismo banco, antes de que venza en unos pocos días la hipoteca impagada que la madre de ellos, recientemente fallecida, tenía con ese banco, y así evitar el desahucio de la finca familiar. Un par de Rangers de Texas, uno de ellos a punto de jubilarse, inician la caza de los atracadores.

Una muy buena película (nota: 7), de excelentísimo guión, ésta muy peculiar historia de ladrones y polis, de atracos con cierta justicia social y reminiscencias de generoso Robin Hood (en el reparto a la propia familia ultrajada por el sistema bancario y en el respeto a los humildes empleados bancarios), con una mirada muy particular de aires fatalistas, especie de western crepuscular, pero en el que casi no acaba de ponerse el sol, algo de thriller y cine negro, e infiltrado de muy buen humor, negro también y muy mordaz, además de buddy movie por partida doble, por sus dos parejas antagónicas, o no tanto, en la frontera, no sólo del lejano oeste de antaño, sino de la moralidad de nuestra sociedad, de nosotros mismos incluso, donde casi nada, o nada, es absolutamente blanco o negro.

Pero además de hablarnos de atracadores y sus perseguidores en un entorno deprimido de polvorienta miseria, buena parte debida a la crisis económica perpetrada por la voracidad especulativa de los bancos y sus secuaces, donde estos, a pesar de ser aquí los atracados, son los auténticos malos del film, nos habla de amistad, hermandad, familia... y de incruenta venganza redentora, salvo por la sangre colateral, tanto como la sangría financiera que el perverso sistema ultracapitalista provocó a los más pobres, sumiéndolos aún más en la penuria, parece que sin remordimientos por su parte.

Ahora algo de sabiduría ajena, de la que he ido cogiendo por aquí y por allá, y que os regalo generosamente:

 - "Un banco es un lugar en el que le prestan a usted un paraguas cuando hace buen tiempo y se lo piden cuando empieza a llover".  (Robert L. Frost).

 - "En el origen de todas las fortunas hay cosas que hacen temblar".  (Louis Bourdaloue).

 - "Hay tan pocas grandes fortunas libres de culpa, que yo perdono a vuestros padres el que no os hayan dejado ninguna".  (Marquesa de Lambert).

 - "La pobreza ya no será sediciosa cuando la riqueza no sea opresiva".  (Napoleón III).

Besos y abrazos,

Don.
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