¡Buenos
días!
No
solo lo espero, sino que además estoy convencido de ello, pues estos matutinos,
con sus eventuales gracias, me hacen la vida más amena y placentera, sin que
ellos tampoco deban esforzarse mucho, pues su natural carisma ya hace casi toda
la labor. Esta mañana, como las anteriores, se nos ha despertado soleada, sin
demasiados fríos, ni madrugadoras heladas, así que parece invitarnos a disfrutar
de todos esos pequeños placeres que la vida nos pueda proporcionar, para
hacernos sentir mejor, y después poder realizar lo que nos propongamos con el
mejor y más benevolente de los desempeños, lejos de eventuales sensaciones de
sinsentido vital.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Toni Erdmann",
de Maren Ade, y con Peter Simonischek y Sandra Hüller. Es el tercer largo,
multipremiado, y primero suyo que veo, de esta directora alemana.
Un
hombre bromista acude a la fiesta de cumpleaños de su hija, con la que hace
tiempo no habla, estirada ejecutiva de una gran empresa consultora alemana
destinada en Bucarest, celosa en su desempeño laboral, sin apenas vida
personal, y que está de fugaz visita en casa de su madre. El perspicaz padre
percibe que su hija no debe ser muy feliz en su vida, y al poco se presenta de
improviso en su trabajo en el extranjero para comprobarlo, lo que provoca la
incomodidad de ella, así que decide quedarse algo más de tiempo, se disfraza
con una peluca y una dentadura postiza, creando su álter ego, un imprevisible
personaje, Toni Erdmann, persiguiéndola en todo lugar y momento para tratar de
que sea feliz, lo que la compromete todavía más ante los demás por las
surrealistas situaciones que provoca.
Una
sobresaliente película (nota: 9) que os recomiendo,
esta apenas comedia, de humor esquinado, de esas que te producen una risa entre
agria y amarga congelada a poco de esbozarse, con las extravagantes e incómodas
situaciones que provoca el jocoso padre empeñado y desesperado en hacer ver a
su hija la vida y sus desatinos desde otra perspectiva, casi por reducción al jocoso
absurdo, y de lo necesario del buen humor para una vida mejor. También va de
desnudarnos, no solo en cuerpo y alma, de desvestirnos de convencionalismos e hipocresías
para una vida más verdadera y auténtica.
Profunda
historia, que nos descoloca con su burlesca y seca causticidad, que da mucho
que pensar, amén de amagarme amargas sonrisas algunas veces y emocionarme
incluso en una escena. Además del particular desencuentro entre padre e hija,
parece hablarnos de todo un país, Alemania, incluso de toda Europa, del
desencuentro entre instituciones y sus ciudadanos, en una deriva de
ultracapitalismo que se olvida del humanismo, de los hombres a los que en teoría
debería de servir para mejor vivir. También crítica del sexismo en el mundo
empresarial. Destacaría dos escenas situadas hacia el final, casi seguidas: la
de la canción tocada al piano por el padre y cantada por la hija,
emocionantísima, y la de la improvisada e inesperada fiesta nudista, especie de
prueba de autenticidad casi sin quererlo.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena que, con más o menos gracia, seguro que nos
ayudan a ver la vida de otro modo, comenzando por una de la directora del film
hoy glosado:
- "Es doloroso descubrir que ya no
controlas lo que te rodea. Ni siquiera a tu propia hija. Por eso, la mejor
manera de afrontar los conflictos es actuando de forma diferente a la
habitual". (Maren Ade).
- "Los padres, para ser felices, tienen
que dar. Dar siempre, esto es lo que hace un padre". (Honoré de Balzac).
- "Es posible que me hubiera aniquilado
la tristeza, si no me reanimase la facilidad que tenía para descubrir la parte
cómica de las cosas". (Anatole
France).
- "El buen humor es el mejor traje que
puede lucirse en sociedad".
(William M. Thackeray).
- "Desnudo nací, desnudo me hallo; ni
pierdo ni gano". (Refrán).
Besos
y abrazos,
Don.
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