¡Buenos
días!
En
esta ganancial comunidad matutina ninguno de ellos se siente más que el otro, y
además se dan libremente a la colectividad, tanto a los que por aquí pasan un
rato a echar un ojo, como a los que se quedan enganchados con ellos y vuelven
un día tras otro. Espero que jamás se disuelva la congregación de tan dispares
almas, que con dos que queden será suficiente. Y en este primer día completo de
invierno de calendario más parece que sigamos de otoño climático, tan bien
avenidos como se ve a ambos en estos días de transición en los que parece que
todo lo compartan, como las mínimas rozando la helada, o la soleada y serena
quietud, con algunas nubes que nada emborronan el buen clima reinante... de
momento. La temperatura prevista para hoy en los madriles, de diez, mejor que
eso incluso, es decir, de 11ºC.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "La comuna"
("Kollektivet"), de Thomas Vinterberg, y con Trine Dyrholm, Ulrich
Thomsen, Helene Reingaard, Martha Sofie Wallstrøm, Lars Ranthe, Fares Fares,
Magnus Millang, Anne Gry Henningsen, y Julie Agnete Vang. De este director
danés había visto cinco de sus anteriores films: "Lejos del mundanal ruido" ("Far from the madding
crowd", 2015), "La caza" ("Jagten", 2012), "Submarino" (2010), "Querida Wendy" ("Dear Wendy", 2004), y "Celebración" ("Festen", 1998).
Dinamarca
años 70. Una familia -padre, madre e hija adolescente- hereda la mansión del
padre de él, quien decide venderla pues el mantenerla les supondría gastos que
no pueden afrontar. Pero su mujer e hija le convencen de que no lo haga y se
vayan a vivir allí, y la esposa le sugiere además, dado que siente que el
aburrimiento se está estableciendo en su vida conyugal, que inviten a varios amigos
de la pareja a vivir con ellos y así compartir los gastos, estableciendo una
comuna. Al principio todo va bien, se toman decisiones en común y
democráticamente, se habla de todo y se vive sin tapujos. Pero tanto el
equilibrio comunal como el marital empezarán a romperse el día en que el padre
se enamore de una alumna suya de la universidad y esta se vaya a vivir a la
comuna.
Una
muy buena película (nota: 7), a pesar de algún leve desvanecimiento de la
trama, este melodrama de amores con toques de comedia, donde la comuna es el
lienzo sobre el que se trazan algunas historias de corazones rotos, no sólo
emotivamente sino incluso físicamente, por lo que creí ver cierta metáfora
subyacente en la aparente historia contada, sobre lo efímero de la vida y del
amor, y de todo en general, de la disyuntiva difícilmente conciliable entre
decisiones individuales y grupales, por muy democráticas que pretendan ser, de
propiedades privadas o comunes, tanto en lo material como en lo afectivo. Una
reflexión nostálgica del guionista y director, sin respuestas ni panaceas para
bien convivir, que él vivió durante parte de su infancia y adolescencia en una
comuna junto a sus padres.
Ahora
toca la sabiduría ajena, donde pongo al alcance de esta comunidad matutina el
privativo pensamiento de sus autores, en un buen trueque, que yo las tomo
prestadas para una mayor difusión de sus ideas, que para eso son:
- "Hacienda de común, hacienda de
ningún". (Refrán).
- "Quien sirve al común, sirve a
ningún". (Refrán).
- "Una de las desdichas de nuestro país
consiste, como se ha dicho hartas veces, en que el interés individual ignora el
interés colectivo". (Santiago Ramón
y Cajal).
- "Todas las culturas, de un modo u otro,
reflejan necesidades humanas comunes".
(Bronislaw Malinowski).
- "Ningún grupo puede actuar con eficacia
si falta el concierto; ningún grupo puede actuar en concierto si falta la
confianza; ningún grupo puede actuar con confianza si no se halla ligado por
opiniones comunes, afectos comunes, intereses comunes". (Edmund Burke).
Besos
y abrazos,
Don.
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