¡Buenos
días!
Otra
deliciosa mañanita de agradabilísimo otoño, con sol y nubes, en la que con
anhelante esperanza, siempre bien cumplida, confío en pasar otro delicioso
momento por aquí y, cuando salga, habiendo repartido los consabidos besos y
abrazos, sentirme totalmente satisfecho con el maravilloso espectáculo del que
acabo de disfrutar.
Antes
de ayer por la tarde estuve en el teatro viendo una obra de Federico García
Lorca, "El público" (1930), dirigida por Álex Rigola, y con
Irene Escolar y un montón más de actores y actrices, que es una obra bastante
coral. Es el tercer montaje que veo de una obra teatral de Federico García
Lorca, tras la magistral "La casa de Bernarda Alba" (1936), de la que también vi
una homónima versión cinematográfica de 1987 dirigida por Mario Camus, y "Bodas de sangre" (1933), de la que también vi otra
versión cinematográfica con "La novia" (2015) de Paula Ortiz.
No
sé muy bien que sinopsis argumental referir aquí sobre el desparrame
surrealista que es esta obra, en la que parece haber claras referencias,
oníricamente hablando, quizá onanísticamente, por eso de la paja mental que me
pareció, al amor homosexual y a la perversión del arte teatral convencional.
Una
espectáculo teatral que nada me dijo (nota: 2), que no había por
donde cogerlo, a pesar de muy sesudos estudios que seguro habrá de esta obra
lorquiana y que la expliquen. Y eso que tenía una magnífica escenografía y
coreografía actoral, con estupendas interpretaciones, destacando muy por encima
de las demás, para mí, la de Irene Escolar, una monumental actriz que me
fascina y por la que siento enorme admiración a pesar de las pocas veces que la
he visto, ya sea en cine, televisión o teatro -con esta, una vez en cada
ámbito-. Como en otras ocasiones, mucha forma sin fondo que la sustente. Sin
embargo, como siempre en las obras de Lorca, estaba preñada de poesía de
desaforada metáfora, aunque esta vez más incomprensible que nunca para mí. Cual
si Lorca se hubiera tomado algún tipo de alucinógeno previamente a haberla
escrito, o se hubiese sumido en una repentina y transitoria neurastenia, o
similar trastorno psicológico, dignos de ser tratados. En cierto modo, me
recordó a un espectáculo teatral que vi hace unos años, bochornoso y un
terrible calvario para mí, "Gólgota picnic", todavía más infumable.
Bueno,
ya no espero más, ahí van unas citas de sabiduría ajena que pongo para público
conocimiento y mejor entender:
- "El público es tan limitado, tan
incapaz, que sólo ve aquello que se le enseña". (Stendhal).
- "El público cree con la mayor facilidad
las más grandes necedades". (Pío
Baroja).
- "Conviene siempre esforzarse más en ser
interesante que exacto; porque el espectador lo perdona todo menos el
sopor". (Voltaire).
- "Lo que el público te reprocha,
cultívalo. Eso eres tú". (Jean
Cocteau).
Besos
y abrazos,
Don.
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