domingo, 18 de diciembre de 2016

Mi tesoooooro matutino

¡Buenos días!

No sé si me viene como anillo al dedo este título en relación a lo que vaya a desparramar hoy por aquí, pero bueno, ahí queda, y con el tiempo y las sucesivas capas de reposado sedimento tal vez sea un tesoro para futuras generaciones. El otoño sigue a lo suyo, bien sea con sol o con lluvias, regalándonos sus dones más ocultos, que afloran per se, sin que vayamos a buscarlos ni tengamos que desenterrarlos, que los pone al alcance de nuestros ojos, a poco que sepamos mirar.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "El tesoro" ("Comoara"), de Corneliu Porumboiu, y con Toma Cuzin, Adrian Purcarescu, y Corneliu Cozmei. De los anteriores films de este director rumano, tan sólo había visto su primero, "12:08, al este de Bucarest" ("A fost sau n-a fost?", 2006).

Un padre de familia que vive en Bucarest lee cada noche a su hijo de seis años aventuras de Robin Hood para que se duerma. Un día, su vecino en paro y a punto de ser desahuciado de su casa, le pide una buena cantidad de dinero, y tras responderle que no tiene tanto, vuelve a insistir y esta vez le comenta que hay un tesoro enterrado en el jardín de la casa de sus abuelos, en un pueblo cercano, y que el dinero era para un detector de metales, así que le propone que si lo compra o alquila le dará la mitad de lo encontrado. Aunque no acaba de creerse el cuento, al final se animará a alquilar el aparato a un tercero, que será quien lo maneje, y a embarcarse en la aventura junto a su vecino.

Película que no me acabó de llegar (nota: 5), esta especie de tragicómica parábola, de taciturno y corrosivo poso humorístico, basada en una anécdota real, que me enganchó al principio, me aburrió casi todo su breve metraje de larguísimos planos minimalistas que poco aportaban según mi entender, pues todo se podía haber contado en un cortometraje, hasta volver a atraparme con su desconcertante escena final. También sátira de toda una sociedad, y de su crisis, a través de las algo ridículas andanzas de este padre que quiere que su hijo se sienta orgulloso de él, para lo cual se deja llevar por las más absurdas peripecias.

Pues en la sección de sabiduría ajena de hoy, ahí os dejo desparramadas unas pocas citas de entre las que he rebuscado y encontrado por los más recónditos lugares:

 - "Espera mil años y verás que se vuelve preciosa hasta la basura dejada atrás por una civilización extinta".  (Isaac Asimov).

 - "Dar a un hijo mil onzas de oro no es comparable a enseñarle un buen oficio".  (Proverbio chino).

 - "Por oro no vendas lo que nunca podrás comprar con oro: la tranquila siesta, el satisfecho día, la limpia fama y la conciencia alegre".  (Samuel Johnson).

 - "Tienes más cualidades de lo que tú mismo crees; pero para saber si son de oro bueno las monedas, hay que hacerlas rodar, hacerlas circular. Gasta tu tesoro".  (Gregorio Marañón).

Besos y abrazos,

Don.
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