¡Buenos
días!
No
sé si me río, o sonrío verticalmente, pero desde luego no me sonrojo por mucho
que se ponga picantón el lenguaje -a lo mejor con la comida sí-, cada vez que
sale de mis partes nada pudendas, normalmente mis entendederas, otro matutino
más, por supuesto ni de poca importancia ni escaso valor para mí. Desde luego,
lo que sí me pone rijoso, no de reír precisamente, sino en su sentido literal y
en sus dos acepciones, es este clima excesivamente cálido para octubre, pues me
siento cual acémila en celo y, además de ponerme palote, ya está llegando casi
a enervarme, poniéndome peleón, luchando para no perecer hervido por este calor
fuera de lugar, sobre todo el de fuera de mí, que mis excitados ardores
internos me parecen más normales y llevaderos, además de gratificantes.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo una de animación por ordenador, no
precisamente para niños, ni muy recomendable para ellos, dada su procacidad. Se
trató de "La fiesta de las salchichas" ("Sausage
party"), de Greg Tiernan y Conrad Vernon.
En
los estantes de un supermercado los diversos alimentos (y demás productos)
viven felices y contentos esperando que sus dioses humanos los elijan y se los
lleven al más allá... más allá de las puertas correderas, donde disfrutarán de
una vida plena. Sin embargo, uno de los alimentos devuelto por un cliente
cuenta los horrores que ha visto en las cocinas de los humanos, pero nadie le
cree. Una salchicha (él) que se ha enamorado de un panecillo (muy sensual ella)
sueña con meterse dentro y disfrutar eternamente (bien lubricados por salsa de
mostaza) cuando se los lleve un humano al paraíso, cosa que sucede, pero por accidente
caen del carrito de la compra, y emprenderán la aventura de descubrir lo que
verdaderamente ocurre en el más allá.
Una
muy buena película (nota: 7) esta comedia gamberra e iconoclasta, muy
divertida, aunque no de echar muchas risas, satírica, con mucha retranca, con
humor muy negro, casi chamuscado, y picantemente malsonante. Digamos que
políticamente incorrecta siendo correctos políticamente. Desde luego no hace ni
puñetero caso de ese aforismo imperativo de los padres a sus hijos de
"¡con la comida no se juega!", ni se hacen guarradas, añadiría yo...
je, je, je...
Se
cachondea de todo, lúbricamente -en sus dos acepciones-, primero y sobre todo,
de la religión, y de las religiones y sus luchas peregrinas, pero también del
conflicto árabe-israelí, de la cuestión racial, de la drogadicción, de... No
deja títere con cabeza, y lo hace con suma inteligencia en sus corrosivas
reflexiones. Todo un jocoso desparrame orgiástico sobre la picante y secreta
vida de la comida (y de demás artículos de consumo), con sus propios conflictos
existenciales y sexuales, miedo a la muerte, dudas entre esperar a disfrutar en
el inexistente más allá o de la libido en el más acá, que para algo estará en
nuestra naturaleza, sin opresivas culpas impuestas por estrechas mentes. Un
detalle, la banda sonora es de Alan Menken, que ha compuesto taquillazos para
la Disney, por lo que las melodías suenan a Disney, pero las letras... más bien
lascivas.
Ahora
algo de sabiduría ajena, que seguro nos ayuda a vislumbrar el verdadero valor e
importancia de las cosas, hoy muy con el espíritu de Woody Allen, pues el film
hoy glosado lleva sus mismas jocosas preguntas existenciales, pero varios
puntos gamberretes más allá:
- "A dónde podrá ir el que hasta aquí
llegó, si más allá sólo fueron los muertos". (Thomas Jefferson).
- "Los hombres temen a los mismos dioses
que han inventado". (Lucano).
- "Lo que se hace por amor está más allá
del bien y del mal". (Friedrich
Nietzsche).
- "Sólo existen dos cosas importantes en
la vida. La primera es el sexo y la segunda no me acuerdo". (Woody Allen).
- "El amor es la respuesta, pero mientras
usted la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas". (Woody Allen).
- "Sigo preguntándome si hay vida después
de la muerte. Y si la hay, ¿Le cambiarán a uno un billete de veinte
pavos?". (Woody Allen).
- "¿Por qué no dejo de destrozar mi vida
buscando respuestas que jamás voy a encontrar, y me dedico a disfrutarla
mientras dure?". (Woody Allen).
Besos
y abrazos,
Don.
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