jueves, 1 de septiembre de 2016

Matutino caballeroso, no sé si interesado

¡Buenos días!

No os miento si os digo que aunque han menguado algo sus sofocones, todavía no da la sensación de que el verano tenga la caballerosa intención de abandonarnos a nuestra suerte ante el ya cercano, gratificante y generoso otoño, ni por calendario ni por meteorología prevista. Sus intenciones, no sé si buenas, creo que son otras, como seguir exprimiendo nuestros humores, básicamente los sudorosos, hasta que consiga lo que quiera de nosotros una vez nos tenga rendidos. Esperemos que antes de eso venga el equinoccio otoñal, que presumo que ya queda poco, a rescatarnos de sus naturales intenciones, buenas o malas según se mire.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Los caballeros blancos" ("Les chevaliers blancs"), basada en un hecho real, de Joachim Lafosse, y con Vincent Lindon, Louise Bourgoin, Valérie Donzelli, y Reda Kateb. De este director belga había visto tan sólo su anterior film, "Perder la razón" ("À perdre la raison", 2012).

Año 2007, un grupo de bienintencionados cooperantes franceses de una pequeña ONG llega al Chad con la misión de atender a los huérfanos -sólo a los menores de 5 años- de la guerra civil en ese país, aunque su verdadera intención es sacarlos de allí para darlos en adopción a familias francesas que pagaron bastante dinero por ello. La cruda realidad que se encuentran empieza a hacer tambalear sus más loables convicciones, dando prioridad a otras muy en el límite de lo moralmente reprobable.

Una muy buena película (nota: 7), algo incómoda de ver, por las reflexiones que nos induce, pero muy necesaria, precisamente por lo mismo. Con pinceladas de documental y breves momentos de acción y aventura, va in crescendo, ganando intensidad y tensión conforme avanza, generando progresiva desazón según vamos descubriendo las verdaderas "buenas" intenciones. Lo dicho, poliédricas reflexiones nos induce este film, sobre los turbios límites entre el bien y el mal, sobre dilemas morales y de cómo cada cual toma partido, autojustificando a veces lo injustificable en aras de quien sabe que mayor bien (distinto para cada uno). También visión de la cuestión humanitaria casi como un negocio, tal vez como bálsamo redentor de las malas conciencias del primer mundo, amén del imperialismo, también caritativo, de quien se cree en el derecho de decidir qué es lo que mejor conviene a los demás.

Ahora, ya casi a punto de descabalgar de este brioso corcel matutino, con mi reluciente armadura de buenas intenciones, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena, que seguro espolearán nuestras mentes:

 - "Es difícil decir quién nos hace en la vida más daño, si nuestros enemigos con su peor intención, o nuestros amigos con la mejor".  (George Bulwer-Lytton).

 - "El infierno está lleno de buenas intenciones o deseos".  (San Bernardo de Claraval).

 - "El favor consiste no en lo que se hace o se da, sino en el ánimo con que se da o se hace".  (Séneca).

 - "No hay caridad donde hay interés. La caridad ha de ser desinteresada. Ha de ser, además, costosa. Quien recibe más beneficio del que dispensa, no hace caridad. Podrá hacer buenas obras de caridad, pero no será caritativo".  (Concepción Arenal).

Besos y abrazos,

Don.
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