¡Buenos
días!
Todavía
no llegó el otoño a ponerlo todo pardo, pero el cielo sigue gris y tal vez
vuelvan a caer unas gotas hoy también, menos que ayer, parece; aunque el sol a
ratos da algo de luminosa esperanza. Las máximas previstas para hoy no pasarán
de los veinte grados, ensayando todo para el otoño casi inminente, a poco de
madurar ya, por calendario y clima de estos días. Sin embargo no seamos
pardillos, que seguro el calor veraniego da unos últimos coletazos antes de
atravesar el equinoccio otoñal.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Sparrows (Gorriones)"
("Þrestir"), de Rúnar Rúnarsson, y con Atli Oskar Fjalarsson, Ingvar
Eggert Sigurðsson, Kristbjörg Kjeld, y Rakel Björk Björnsdóttir. Es el segundo
largo de este director islandés, y primero suyo que veo.
Un
chaval de 16 años que vivía junto a su madre en Reikiavik, divorciada hace 6
años, debe irse a vivir con su padre y abuela a una remota aldea pesquera islandesa,
pues su madre se va a vivir con su nuevo marido a África. En un ambiente
desolador, sin apenas relación con su desconocido y alcohólico padre y casi
olvidados amigos de la infancia, su adaptación al nuevo entorno será muy
traumática, mucho más en esa época de transición vital que es la adolescencia.
Una
película con la que apenas empaticé (nota: 5), de buenas maneras
formales, preciosa fotografía de paisajes, y muy buena y extraña banda sonora
que realza cierta sensación de desolación de los personajes. Drama sobre la
contradictoria transición vital de los adolescentes hacia la madurez, a la par
que tragedia sobre la relación paterno-filial, mostrado en una metafórica
escena final, de mirada extraña, tras otra escena escabrosamente violenta
emocionalmente y rodada con gélida y descarnada mirada, rematada con mucha
sensibilidad. Película contemplativa, hacia los adentros de los personajes, en
un entorno paisajístico, climático y emocional muy gris, sin día ni noche
marcados, como en un eterno solsticio boreal al borde de la medianoche.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, de las que he ido picoteando por aquí y por
allá, a salto de mata:
- "Dos gorriones en una espiga hacen mala
miga". (Refrán).
- "Por miedo de gorriones no se dejan de
sembrar cañamones". (Refrán).
- "En la vida no existen finales tan
felices o amargos porque el tiempo transcurre. Las situaciones cambian; es sólo
cuestión de tiempo. Por consiguiente, no creo que sea honrado dejar al público
en un lugar demasiado oscuro o luminoso. Acabar en un punto intermedio es
realista y nos deja con esperanzas".
(Rúnar Rúnarsson).
Besos
y abrazos,
Don.
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