martes, 1 de marzo de 2016

Habitáculo matutino

¡Buenos días!

En este pequeño remanso de paz matutino en el que me cobijo de exteriores inclemencias por un ratito me encuentro la mar de a gusto, perfectamente integrado entre su fauna de hadas y ninfas, no sé si seres reales o imaginarios, pero que me dan las necesarias fuerzas, gracias a sus mimos, para salir por ahí a asomarme fuera, y asombrarme con las verdaderas maravillas de todo lo que nos rodea en este real mundo, sin miedo a lo que esté por venir. El invierno vuelve a suavizarse por este ecosistema madrileño en el que me desenvuelvo, con máxima prevista para hoy de unos 14ºC, templados gracias a este radiante y calefactor sol que nos ilumina sin tapujos.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La habitación" ("Room"), de Lenny Abrahamson, basada en la novela homónima de Emma Donoghue, y con Brie Larson, Jacob Tremblay, Sean Bridgers, Joan Allen, William H. Macy, y Tom McCamus. De este director irlandés había visto tan sólo uno de sus anteriores films, "Garage" (2007).

Una joven madre y su hijo de cinco años viven en un muy reducido cubículo. Para el niño es todo su mundo, donde nació, vive y aprende junto a su madre. Para ella, un horrible antro sin ventanas al exterior donde lleva secuestrada siete años, desde que tenía 17. Ella se afana en darle todo el amor que puede y en hacer su vida lo más agradable posible allí, y este empeño le impide volverse loca. Pero la curiosidad del niño no tiene límites y va poniendo en mayores aprietos a su madre. Un día ella decide que escapen, para lo que el niño necesita saber la verdad de las cosas, sin cuentos de hadas, aunque no le guste.

Una estupenda película (nota: 8), que en su primera mitad, durante el cautiverio, fue excelente. De todas formas, toda ella se mantiene alejadísima del escabroso morbo, pues más que la historia de un secuestro, mucho más, es una preciosa historia sobre el vínculo materno-filial. Historia intimista, opresiva y angustiosa por momentos, que nos habla de ser madre auténtica, de crecer los niños, de su descubrimiento del mundo, de cautiverio y libertad y sus pros y contras, con los que hay que saber lidiar si no queremos enloquecer, de la seguridad de dentro y los peligros de fuera, todos aparentes, del mundo que nos imaginamos y del que es en realidad. También de superar tragedias y de pasar página, todo lo cual es muy necesario para nuestra estabilidad anímica.

Ahora algo de sabiduría ajena, parte del hábitat en que todos vivimos y que seguro nos ayuda a seguir creciendo, aún más si cabe:

 - "Los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres".  (Sófocles).

 - "Creo que aquello en lo que nos convertimos depende de lo que nuestros padres nos enseñan en pequeños momentos, cuando no están intentando enseñarnos. Estamos hechos de pequeños fragmentos de sabiduría".  (Umberto Eco).

 - "Cuando viajo por Europa paso bastante tiempo en la habitación del hotel, repasando la cultura local a través de los programas de televisión".  (Bárbara Probst Solomon).

 - "Vale más vivir y morir de una vez, que no languidecer cada día en nuestra habitación bajo el pretexto de preservarnos".  (Robert Louis Stevenson).

 - "Advertir la vida mientras se vive, alcanzar a vislumbrar su implacable grandeza, disfrutar del tiempo y de las personas que lo habitan, celebrar la vida y el sueño de vivir, ése es su arte".  (Doménico Cieri Estrada).

Besos y abrazos,

Don.
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