¡Buenos
días!
En
este pequeño remanso de paz matutino en el que me cobijo de exteriores
inclemencias por un ratito me encuentro la mar de a gusto, perfectamente
integrado entre su fauna de hadas y ninfas, no sé si seres reales o
imaginarios, pero que me dan las necesarias fuerzas, gracias a sus mimos, para
salir por ahí a asomarme fuera, y asombrarme con las verdaderas maravillas de
todo lo que nos rodea en este real mundo, sin miedo a lo que esté por venir. El
invierno vuelve a suavizarse por este ecosistema madrileño en el que me
desenvuelvo, con máxima prevista para hoy de unos 14ºC, templados gracias a
este radiante y calefactor sol que nos ilumina sin tapujos.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "La habitación"
("Room"), de Lenny Abrahamson, basada en la novela homónima de Emma
Donoghue, y con Brie Larson, Jacob Tremblay, Sean Bridgers, Joan Allen, William
H. Macy, y Tom McCamus. De este director irlandés había visto tan sólo uno de
sus anteriores films, "Garage" (2007).
Una
joven madre y su hijo de cinco años viven en un muy reducido cubículo. Para el
niño es todo su mundo, donde nació, vive y aprende junto a su madre. Para ella,
un horrible antro sin ventanas al exterior donde lleva secuestrada siete años,
desde que tenía 17. Ella se afana en darle todo el amor que puede y en hacer su
vida lo más agradable posible allí, y este empeño le impide volverse loca. Pero
la curiosidad del niño no tiene límites y va poniendo en mayores aprietos a su
madre. Un día ella decide que escapen, para lo que el niño necesita saber la
verdad de las cosas, sin cuentos de hadas, aunque no le guste.
Una
estupenda película (nota: 8), que en su primera mitad, durante el
cautiverio, fue excelente. De todas formas, toda ella se mantiene alejadísima
del escabroso morbo, pues más que la historia de un secuestro, mucho más, es
una preciosa historia sobre el vínculo materno-filial. Historia intimista,
opresiva y angustiosa por momentos, que nos habla de ser madre auténtica, de
crecer los niños, de su descubrimiento del mundo, de cautiverio y libertad y
sus pros y contras, con los que hay que saber lidiar si no queremos enloquecer,
de la seguridad de dentro y los peligros de fuera, todos aparentes, del mundo
que nos imaginamos y del que es en realidad. También de superar tragedias y de
pasar página, todo lo cual es muy necesario para nuestra estabilidad anímica.
Ahora
algo de sabiduría ajena, parte del hábitat en que todos vivimos y que seguro
nos ayuda a seguir creciendo, aún más si cabe:
- "Los hijos son las anclas que atan a la
vida a las madres". (Sófocles).
- "Creo que aquello en lo que nos
convertimos depende de lo que nuestros padres nos enseñan en pequeños momentos,
cuando no están intentando enseñarnos. Estamos hechos de pequeños fragmentos de
sabiduría". (Umberto Eco).
- "Cuando viajo por Europa paso bastante
tiempo en la habitación del hotel, repasando la cultura local a través de los
programas de televisión". (Bárbara
Probst Solomon).
- "Vale más vivir y morir de una vez, que
no languidecer cada día en nuestra habitación bajo el pretexto de
preservarnos". (Robert Louis
Stevenson).
- "Advertir la vida mientras se vive,
alcanzar a vislumbrar su implacable grandeza, disfrutar del tiempo y de las
personas que lo habitan, celebrar la vida y el sueño de vivir, ése es su
arte". (Doménico Cieri Estrada).
Besos
y abrazos,
Don.
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