¡Buenos
días!
Nada
de ruido, calma, silencio, es lo que reina en estos matutinos mientras se me
susurran y los escribo, da igual el estruendoso fragor que pudiera haber
allende, que nada parece afectarnos cuando nos ensimismamos en nuestros
pensamientos, rumiándolos antes de plasmarlos. Por lo demás, parece que el
invierno vuelve a irse suavizando poco a poco antes de que le estalle ante sus
narices la primavera, en los alrededores, no sé si antes o después, del
equinoccio por venir. 12ºC de máxima previstos para hoy por los madriles.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "El amor es más fuerte que las
bombas" ("Louder than bombs"), de Joachim Trier, y
con Gabriel Byrne, Jesse Eisenberg, Devin Druid, Isabelle Huppert, Amy Ryan, y
David Strathairn. Es el tercer largo de este director noruego, de quien había
visto su anterior, "Oslo, 31 de agosto" ("Oslo, 31 august",
2011).
Va a
celebrarse una exposición conmemorativa de una afamada reportera gráfica de
guerra, fallecida tres años antes en un accidente de tráfico. El hijo mayor,
que acaba de ser padre, acude a la casa familiar donde viven su padre y su
hermano adolescente menor. Aprovechando la visita, el padre trata de reconectar
con su hijo menor, cada vez más distanciado y ausente, mientras ambos hermanos
deberán tratar de reconciliarse con los recuerdos, todavía muy presentes, que
cada uno tiene de su madre.
Especie
de drama psicológico que no me llegó ni dijo gran cosa (nota: 5), a pesar
de algún que otro buen momento y de sus muy buenas maneras formales, que
podrían haber servido para hacer una gran película según mi parecer. Narrado de
manera no cronológica, a retales, con flashbacks de recuerdos, especie de
mistificación de lo que verdaderamente fue, o de oníricas ensoñaciones, nos
habla de soterrados derrumbes emocionales no superados tras los años,
especialmente en el caso de los hijos, como en trance anímico, pues el padre
parece estar en trance de rehacer su vida. También de relaciones
paterno-filiales y fraternales, de crisis de adolescencia, y de juventud que se
abruma ante nuevas responsabilidades, de las dificultades para gestionar
adecuadamente las emociones por los continuos recuerdos de quien ya no está, de
la diferente manera que cada cual tiene de afrontar tales pérdidas. El título
parece hacer referencia al traumático shock, a la explosiva y estruendosa
devastación tras la pérdida y las reverberaciones que no cesan tiempo después y
es difícil superar.
Ahora
algo de sabiduría ajena, que tal vez aporte algo de serenidad para mejor
enfrentarnos a los impactos que nos depare nuestro devenir vital:
- "La vida es un cuento narrado por un
idiota, lleno de sonido y furia que nada significa". (William Shakespeare).
- "Cuando me preguntaron sobre algún arma
capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de
todas: La paz". (Albert Einstein).
- "El verdadero combate empieza cuando
uno debe luchar contra una parte de sí mismo. Pero uno sólo se convierte en un
hombre cuando supera estos combates".
(André Malraux).
- "El mundo está lleno de sufrimiento
pero también de superación del mismo".
(Helen Keller).
Besos
y abrazos,
Don.
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