¡Buenos días!
Sino que también por su
superficie, que ni se riza ante los más borrascosos avatares vitales que
pudieran acaecerme, remanso de paz en el que nado, y buceo, cada vez que toca,
sin afectarme gran cosa mis extrínsecos alrededores. Sigue la revoltosa y
voluble primavera regalándonos unos bastante serenos días de sol, y nubes, y
algunas arrebatadas rachas de viento, que enciende y arrebola nuestra ardorosa
pasión por la vida. Máxima prevista para hoy de 25ºC. Y grises lluvias para
mañana.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Aguas tranquilas"
("Futatsume no mado"), de Naomi Kawase, y con Nijiro Murakami, y Jun
Yoshinaga. De esta directora japonesa ya había visto uno de sus anteriores
films, "El bosque del luto" ("Mogari no mori", 2007).
Es agosto, en una pequeña
isla subtropical del archipiélago japonés, cuyos habitantes viven en armonía
con la naturaleza y sus ciclos, un adolescente descubre una noche, durante las
celebraciones de la luna llena de agosto y tras el paso de un tifón, un cadáver
flotando en el mar. Su amiga estará a su lado para ayudarle a entender los
misterios de la muerte, de la vida, del amor. Él no asume la ausencia de su
padre, sus padres están separados. Los de ella están felizmente casados pero su
madre se está muriendo.
Una buena película (nota:
6) con la que sin embargo no acabé de conectar del todo, a pesar de
sus bellas imágenes y calmadas reflexiones, sutiles y casi poéticas, sobre la
muerte y la vida (y sus naturales ciclos), sobre el tránsito intergeneracional,
y sobre el amor, a través del que manifiestan sus dos jóvenes protagonistas
entre sí; todo con el trasfondo de una naturaleza en todo su apogeo, a ratos
serena, a veces muy borrascosa, como la misma superficie del mar que baña la
aldea. Mar que, sin embargo, en sus profundidades, es calmado, da igual lo que
suceda por arriba. Y con punteados toques de documental sobre los rituales
cotidianos de los habitantes de la isla, en especial los de la muerte.
A través de las taciturnas
tribulaciones del joven protagonista, turbado, atormentado, desorientado, con
las que casi nada empaticé, y las de su amada amiga, ambos de aprendizaje
emocional en su paso a la madurez, nos postula lo bueno de serenar nuestras
mentes, de aceptar natural y calmadamente lo que tenga que venir, sea lo que
sea, un temporal, una ausencia, una muerte, de aprender a aceptar esto para
seguir adelante y poder apreciar lo hermoso de este mundo. Que las turbulencias
son superficiales, que lo profundo es tranquilo.
Ahora algo de sabiduría
ajena que seguro nos ayuda a templar ánimos ante lo que esté por venir:
- "Del agua mansa nos libre Dios, que de
la brava me libro yo". (Refrán).
- "Un hombre no trata de verse en el agua
que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es
tranquilo puede dar tranquilidad a otros".
(Confucio).
- "Allí donde el agua alcanza su mayor
profundidad, se mantiene más en calma".
(William Shakespeare).
- "Soporta lo que la suerte te depara; el
que resiste acaba por ser premiado, porque la suerte sabe premiar con largueza,
así como compensar con magnificencia el espíritu tranquilo". (Johann G. Herder).
- "El hombre es como la espuma del mar,
que flota sobre la superficie del agua y cuando sopla viento se desvanece como
si no hubiera existido. Así arrebata la muerte nuestras vidas". (Khalil Gibran).
- "La muerte sólo tiene importancia en la
medida en que nos hace pensar en la vida".
(André Malraux).
Besos y abrazos,
Don.
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