lunes, 27 de abril de 2015

Matutinos a los que todo se lo digo y siempre escucho

¡Buenos días!

Y viceversa, que tenemos una espléndida relación paterno-filial, en la que no queda muy claro que rol tenemos cada cual, y a buenos entendedores pocas palabras bastan, que dice el refrán. Estaría por dejarme ya en este punto con la palabra en la boca, pero mi incontinencia verbal me lo impide, así que os añadiré, y espero que lo escuchéis si no queréis mojaros, que parece que podrían seguir tímidamente las lluvias de este fin de semana, y que la temperatura sigue la mar de agradable para mí (máxima prevista para hoy en los madriles de 18ºC).

Este fin de semana estuve en el cine viendo "La familia Bélier" ("La famille Bélier"), de Eric Lartigau, y con Louane Emera, Karin Viard, François Damiens, y Éric Elmosnino. Es el primer largo que veo de los de este director francés, aunque sí que vi un film, "Los infieles" ("Les infidèles", 2012) de dirección coral, en el que participaba como director en uno de los episodios que lo componían, el titulado "Lolita".

Esta familia de lo más normal (padre, madre y dos hijos adolescentes), granjeros, y tan pintoresca como todas las demás, tiene la particularidad añadida de que todos son sordomudos, salvo la hija mayor, quien suele hacer de intérprete para sus padres cuando estos se relacionan con el mundo exterior. El profesor de música del instituto, hastiado por su destino en el pueblo, descubre en la joven un talento especial para el canto, la entrena y anima a participar en un concurso, él mismo se entusiasma, y ella ve la oportunidad de vivir una nueva e ilusionante vida... pero se le plantea la duda de si sus padres podrán seguir adelante sin su ayuda.

Una muy buena película (nota: 7) esta amable "melodramedia" familiar sin excesos de azúcar, que ha sido todo un taquillazo en Francia. Tierna, emotiva, y muy divertida, incluso a pesar de algunos momentos de humor primario y simplón, pero otros muy ocurrentes, y de cine mudo, y casi nunca mejor dicho, aunque hablen, no por los codos, sino con los codos, y las manos, y... Historia de esta adorable muchacha y sus tribulaciones adolescentes, sobre la emancipación vital de los hijos, la resistencia de sus padres, especialmente de la madre ante el síndrome de nido vacío, que los siguen viendo como niños pequeños por mucho que crezcan. Los momentos más emotivos se concentran en torno a las muy pegadizas canciones de Michel Sardou que cantan los chavales de la clase de música, sobre todo la protagonista, con un clímax final, musical, que me puso los pelos como escarpias y los "congojos" a la altura de las amígdalas (hubo otros momentos anteriores que casi también).

Ahora algo de sabiduría ajena, dichos de otros a los que espero pongáis todas vuestras orejas:

 - "Quien canta, su mal espanta".  (Refrán).

 - "Un pájaro no canta porque tenga una respuesta. Canta porque tiene una canción".  (Proverbio chino)

 - "Si quieres oír cantar a tu alma, haz el silencio a tu alrededor".  (Arturo Graf).

Besos y abrazos,

Don.
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