martes, 15 de octubre de 2013

Matutinofagia

¡Buenos días!

No quiero que los matutinos me devoren, ni yo a ellos, por supuesto, que mejor creo que es el paladearlos con calma, disfrutándolos con todos los sentidos y en el momento más adecuado. Mis hadas y ninfas pululan por mis entendederas, inalcanzables, y a ratos trato de comérmelas con la mirada, vano anhelo, que ellas vienen a mí cuando quieren y me dejo, y así las disfruto más, al vuelo de sus deseos. Por lo demás, tendremos que seguir deleitándonos con el sabor de estos días de otoño, plácidos, secos y soleados, a la espera de bebernos las lluvias que parecen no llegar y que nos embriagarán junto con la borrachera de colores otoñales. Todo a su tiempo.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Caníbal", de Manuel Martín Cuenca, y con Antonio de la Torre y Olimpia Melinte. Es el cuarto largo de este muy sobresaliente director, de quien he visto sus tres anteriores: "La mitad de Óscar" (2010), "Malas temporadas" (2005), y "La flaqueza del bolchevique" (2003). Salvo la de 2010, que no consiguió engancharme con su historia aun teniendo los mismos excelsos mimbres que las demás, las otras tres me parecieron sublimes, por lo que os las recomiendo muy, pero que muy encarecidamente, incluida la glosada hoy.

Un hombre respetable, religioso, el sastre más prestigioso de una ciudad de provincias (Granada), tiene su taller enfrente de su casa, en el casco viejo. Introvertido, voyeur, taciturno e hierático, no se relaciona con casi nadie, salvo con sus clientes. Le apasiona su trabajo y comer carne ... carne humana, de jóvenes mujeres desconocidas a las que desea carnalmente (en ambos sentidos, por su sexo, aunque lo reprima, y en el literal, por su carne), y a las que mata sin remordimiento alguno. Pero algo empieza a cambiar en él, perturbando su mundo, cuando aparece una joven rumana buscando a su hermana gemela recientemente desaparecida, su última víctima.

Fascinante, estremecedor y absorbente film, con un último tramo realmente conmovedor. Cuidadísima y depuradísima fotografía la de este drama minimalista que cuenta mucho con muy poco, "una historia de amor", como reza su cartel (por cierto, bellísimo), plena de virtuosas elipsis. A pesar de lo que nos pueda llevar a suponer el título, el canibalismo de este solitario personaje, casi incapaz de empatizar con los demás, es algo secundario, pues según me pareció percibir más bien habla esta historia de dos cosas: de espirales de bondad, pues un acto aparentemente bondadoso, aunque el hacedor no lo haga con esa intención, si el receptor así lo percibe, tratará de devolver bondad, y así, en este recíproco vaivén acabarán enganchados ambos en el amor; y, al final, de dar luz a verdades escondidas, que desgarran parejas, aunque la verdad sea un acto de auténtico amor. Si no os da repelús el argumento y el estilo de la película, no de gran público, no os la deberíais perder.

Ahora algo de sabiduría ajena que espero os aproveche:

- "El hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una condición normal de la existencia. Se le otorgo una conciencia. Y ahora ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe volverse tan aborrecible como comer la carne de otro".  (Martin Luther King).

- "La soledad también es un tipo de hambre. Hambre de calor y afecto. Y esta hambre es mucho más difícil de saciar que el hambre de un pedazo de pan".  (Madre Teresa de Calcuta).

- "El amor físico es un instinto natural, como el hambre y la sed; pero la permanencia del amor no es un instinto".  (André Maurois).

- "Debemos buscar a alguien con quien comer y beber antes de buscar algo que comer y beber, pues comer solo es llevar la vida de un león o un lobo".  (Epicuro de Samos).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: