miércoles, 14 de marzo de 2012

Pertenezco al planeta matutino

¡Buenos días!

En este planetoide matutino al que me teletransporto cada mañana, y en el que me encuentro con mis propias circunstancias, vuelve a hacer otra esplendorosa, cálida y requetesoleada mañanita. Me siento atraído y poseído por toda la atmósfera que le envuelve y por su fauna y flora de hadas y ninfas, y me siento con tal poderío que brincaría hasta donde mi imaginación pueda.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "John Carter" ("John Carter of Mars"), de Andrew Stanton, y con Taylor Kitsch y Lynn Collins (todo un bellezón). Está basada en la novela "A princess of Mars" de Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán. De este director había visto sus dos anteriores films, de animación por ordenador, "Wall-E" (2008), y "Buscando a Nemo" ("Finding Nemo", 2003), cuyo matutino podéis ver más abajo.

En la Norteamérica de la segunda mitad del s.XIX, una especie de arqueólogo tipo Indiana Jones fallece y lega a su joven sobrino (Edgar Rice Burroughs) toda su fortuna, y el diario en el que narra su peripecia de como accidentalmente es teletransportado al planeta Barsoom (Marte en el lenguaje de los marcianos), en medio de una guerra por los recursos naturales entre los habitantes "inteligentes" del planeta: un grupo de nativos alienígenas de gran altura (verdes, por supuesto) y dos facciones enfrentadas entre sí de otra raza humana que allí lleva viviendo desde tiempo inmemorial. Como consecuencia de la menor gravedad marciana nuestro protagonista se encuentra pleno de superpoderes, ya que puede dar descomunales saltos y posee una inmensa fuerza (en relación a los nativos).

Una película entretenida, palomitera, que me pareció bien en los momentos de la peripecia individual con todas sus persecuciones y avatares, pero que cuando se tornó más épica, hacia la segunda mitad de su muy largo metraje, me empezó a disgustar. De todas formas no pueden pedirse peras al olmo, que se trata de una superproducción familiar de la Disney. Así que como suelo en estos casos, no me quedó otra que regodearme con el pibón que es la actriz protagonista para poder sobrellevar los inconvenientes. Y una premonición: si consigue la suficiente taquilla, huele a franquicia con sus consecuentes secuelas.

Ahora, os teletransporto algo de sabiduría ajena, con la que seguro conseguiremos alguna conjunción planetaria ... o cósmica:

 - "Somos una imposibilidad en un universo imposible".  (Ray Bradbury).

 - "La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo".  (Isaac Newton).

 - "Gracias quiero dar al divino laberinto de los efectos y de las causas por la diversidad de las criaturas que forman este singular universo".  (Jorge Luis Borges).

 - "No eres de donde naces, sino de donde paces".  (refrán).

 - "Toda la Tierra está al alcance del sabio, ya que la patria de un alma elevada es el universo".  (Demócrito).

Besos y abrazos,

Don.

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Matutino en la pecera
(Miércoles, 3 de diciembre de 2003)

¡Buenos días!

Confortable clima en la pecera de mi oficina, desde donde miro, con la nariz pegada al cristal, la ribera del Arlanzón, ayer por la mañana totalmente nevada, y hoy rezumando humedad por todos sus poros, pues casi no ha parado de nevar, aguanevar y lloviznar en estos dos días, con unas muy agradables temperaturas rozando el entorno de la sensación de ni frío ni calor, es decir, 0ºC, pues oscilamos entre -1ºC de mínima y 3ºC de máxima.

Y para seguir con estas confortables sensaciones cuasiinvernales, me fui al cine a sumergirme en una pecera tropical, eso sí, virtual, pues estuve viendo "Buscando a Nemo" ("Finding Nemo"), una película de animación por ordenador, coproducción de la Pixar y la Disney, que nos cuenta la historia de un padre y un hijo, peces-payaso de la barrera de coral australiana. Buena película, en la que los malos momentos son esas ñoñerías sensibleras tan propias del estilo Disney. Sin embargo tuvo bastantes escenas muy divertidas, en las que me rei a conciencia.

Os recomiendo que si vais a verla no salgáis de la sala hasta el mismo final de los títulos de crédito, pues hay "pildoritas" adicionales. Además, antes de la película, hay un corto antiguo (de mediados de los 80) de experimentación pionera con la animación por ordenador de la Pixar, mucho mejor que la película. Por tanto, para mí continúa siendo la nº1 en animación por ordenador, con muchísima diferencia sobre las demás, la magistral "Shrek", cuya 2ª parte se estrenará en breve. Sin embargo, a cada película que veo de este estilo, observo que la perfección técnica avanza a pasos agigantados.

Pues un poco de sabiduría ajena con la que sobrellevar dignamente nuestras tribulaciones en estas peceras vitales en las que vivimos:

 - "Cuanta más libertad tienes, más sabes la que te falta".  (Fernando Savater).

 - "Si deseas conocer, saber y entender todo cuanto te rodea, has de vivirlo de primera mano; tu experiencia te será más útil que cualquier libro que puedas leer, ya que los libros nunca llegarán hasta donde tú deseas llegar".  (Arturo Graf).

Pues esto es lo que aprende el padre pez (Marlin) en su odisea en busca de su hijo perdido (Nemo). Vamos que casi aprende más el padre que el hijo durante la travesía. Y para rematar, una fábula de Esopo, con su moraleja y todo, como en la película, que además encaja con cierta historia del film:

"Dos viajeros iban juntos por la carretera cuando de repente apareció un oso. Uno de ellos corrió hacia un árbol, trepó a las ramas y se ocultó. El otro no era tan ágil como su compañero y, como no pudo escaparse, se arrojó al suelo y fingió estar muerto.

El oso se le acercó y lo olfateó, pero el viajero se quedó muy quieto y contuvo el aliento, pues dicen que un oso no toca un cadáver, y se alejó.

Cuando pasó el peligro, el viajero del árbol bajó y preguntó al otro qué le había susurrado el oso cuando le acercó la boca a la oreja. El otro respondió:

 - Me aconsejó que nunca más viajara con un amigo que te abandona a la primera señal de peligro.

El infortunio pone a prueba la sinceridad de la amistad".  (Esopo).

Besos y abrazos,

Don.
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