sábado, 24 de marzo de 2012

Redentor matutino por puro instinto

¡Buenos días!

Tras unos primeros días tras su equinoccio, en los que la primavera aguantó y aguantó al entrometido invierno, que se negaba a aceptar su error, nevada equinoccial incluida, ésta decidió explotar, instintivamente, cuando ya no pudo más, en efervescente bullicio vital, arrinconando y enterrando al invierno, y regalándonos unos serenos y soleados días de casi paraíso terrenal, en los que bordeamos los 20ºC de máxima, que nos libran de casi cualquier mal, reconfortándonos sobremanera.

Ayer estuve en el cine viendo una película sobresaliente, casi de diez, que no se lo pongo porque la perfección, como se destila del film, no existe, y que por tanto os recomiendo encarecidamente, muy encarecidamente que vayáis a ver. Se trató de "Redención" ("Tyrannosaur"), de Paddy Considine (también guionista), y con Peter Mullan (un monumental actor, sin desmerecer al resto, que rayan a similar altura), Olivia Colman, y Eddie Marsan. Es el primer largo como director de este también actor, de quien he visto varias de sus actuaciones.

Un desempleado, viudo, alcohólico y atormentado, que rezuma ira, rabia y violencia por los cuatro costados, contra todo y casi contra todos, tras una buena curda conoce por casualidad a una dependienta, de vida acomodada, casada y beatona, que trabaja por caridad cristiana en un bazar de la beneficencia. Él, totalmente descreído de todo, se burla con saña de la fe religiosa de ella y de su regalada vida, a pesar de la dulzura con la que es acogido. Al día siguiente, arrepentido, vuelve a la tienda a pedirle perdón. Sin saber muy bien por qué, sigue repitiendo las visitas y va tomando conciencia de que las apariencias engañan.

Un duro e intenso drama, de esos que te ponen los 'congojos' a la altura de las amígdalas, portentosa historia de amor de dos almas y cuerpos heridos, durísimos por fuera y muy tiernos por dentro, que se necesitan el uno al otro para tratar de superar sus propios lastres, que ellos mismos no pueden con los propios. ¡Ah!, y si queréis saber el porqué de su desconcertante y extraño título original, una simpática anécdota, además de por el comportamiento de los dos personajes principales como insitintivos depredadores cuando se sienten acorralados, no tenéis más que ir a ver el film.

Ahora algo de redentora sabiduría ajena, que tal vez nos libre de irreflexivos impulsos que hagan y nos hagan daño:

 - "Si quieres hallar en cualquier parte amistad, dulzura y poesía, llévalas contigo".  (Georges Duhamel).

 - "La belleza complace a los ojos; la dulzura encadena el alma".  (Voltaire).

 - "El amor engendra amor e incluso la naturaleza más ruda no siempre alcanza a resistir su fuerza. Si muchísimos hombres hubieran hallado más amor en su infancia y en su juventud, seguramente serían más humanos y más felices".  (Niemeyer).

 - "Asistí, como si fuese un espectador de mí mismo, a la lucha inútil que emprendió mi corazón por no dejarme seducir por una mujer que no pertenecía a mi mundo. Aplaudí cuando la razón perdió la batalla y la única alternativa que me quedó fue entregarme, aceptar que estaba enamorado".  (Paulo Coelho).

 - "Cualquiera puede enfadarse, eso es algo bastante sencillo. Sin embargo, enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el preciso momento, con el propósito justo, y del modo correcto, eso no resulta tan sencillo".  (Aristóteles).

 - "¿Para qué sirve el arrepentimiento si eso no borra nada de lo que ha pasado? El arrepentimiento mejor es sencillamente cambiar".  (José Saramago).

 - "Quiero corregirme, amigo mío, y te doy palabra de hacerlo; te prometo no volver a rumiar los dolores pasajeros que la suerte nos ofrece sin cesar; quiero gozar el presente, y que lo pasado sea para mí pasado por completo"  (Goethe).

Besos y abrazos,

Don.
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