miércoles, 30 de julio de 2008

Buena voluntad matutina

¡Buenos días!

Buenas intenciones parece que trae la mañana, que hace un estupendo día de pluscuamperfecta dulzura veraniega, soleadamente matizado por unas finísimas nubes de gasa que, más que ocultar, insinúan. Buenos propósitos tienen mis hadas y ninfas con sus cálidas sonrisas y coquetas miradas. Buena disposición la de la ribera, y de sus elementos. En definitiva, que tengo la buena voluntad de disfrutar, como casi siempre ... ¡carpe diem!

Ayer por la tarde estuve viendo otro film de los del ciclo de verano en versión original subtitulada. Esta vez se trató de "La estrella ausente" ("La stella che non c'è"), de Gianni Amelio, y con Sergio Castellito y Tai Ling (una preciosidad de muchacha de quien caí perdidamente enamorado). Nos cuenta la odisea de Vincenzo Buonavolontá (muy bien escogido el nombre del personaje, que la buena voluntad, aunque sea la pírrica, es la que vence en el film), un ingeniero de mantenimiento de un alto horno italiano que acaba de ser vendido a una empresa china, que tiene la intención de desmontarlo y llevárselo a china para seguir produciendo allí, dejando en el paro a todos sus empleados italianos ... ¡cosas de la deslocalización de empresas!

Este hombre, obsesivo y perfeccionista, trata de advertir a los nuevos propietarios de un defecto que él podría arreglar, aunque no le hacen mucho caso, y acaba por tener algún problema con la intérprete del que él, en su obsesión, no es muy consciente. Decide viajar a China para llevarles una nueva pieza diseñada por él y que resolvería el problema. Allí, de casualidad, vuelve a encontrarse con la ex-intérprete (fue despedida por su culpa). La contrata y ambos inician el periplo, por casi toda la China, de la búsqueda de la empresa. Al final, tras múltiples avatares consigue su objetivo ... aunque todo quede en un quijotesco logro, no siendo él consciente que su obsesión por minucias (para él importantísimas) sea diluida por la inmensidad del sistema global, que es quien nos rige.

Sensaciones ambiguas, pues me pareció ni fu ni fa, aunque me dejó un agradable regusto al final. La historia, prendida con alfileres. Lo mejor, aparte del éxtasis contemplativo de Tai Ling, de quien quedé prendado, como ya dije, el mostrarnos, casi como en un documental sociológico, la realidad de esta nueva China que cambia, con todas sus incongruencias, a pasos agigantados, pagando los altísimos peajes de la industrialización acelerada.

Pues ahora, como la voluntad que se nos pide en las actuaciones callejeras, os dejo unas citas de sabiduría ajena como propina:

- "Los que ponen demasiado empeño en las cosas pequeñas, por lo común se hacen incapaces de hacer las grandes". (François de la Rochefoucauld).

- "Lo que es digno de hacerse, es digno que se haga bien". (Lord Chesterfield).

- "El amor propio es un malvado y un traidor, que emplea la seducción y el halago, aunque por lo común no persigue más que engañarnos e inducirnos a error". (Anónimo).

- "Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos". (Miguel de Unamuno).

- "En realidad, el camino importa poco, con la voluntad de llegar es suficiente". (Albert Camus).

Besos y abrazos,

Don.
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