jueves, 24 de julio de 2008

Bucólico matutino

¡Buenos días!

Pues en cierto modo algo hay de tautológico en el título de hoy, que ese idílico idilio que mantengo con la ribera del Arlanzón y sus hadas y ninfas, de quien me encantaría ser su enamorado pastor y recitador de poéticas églogas, muchas veces más parecen bucólicas idealizaciones de mi vida ribereña que un relato realista, al estilo de la novela de la segunda mitad del s.XIX ... bueno, nos quedaremos a medio camino y las encasillaré como realismo fantástico. Desde luego, lo que es bien real es este fantástico verano que tenemos últimamente por aquí, hoy un poco menos caluroso que ayer, aunque en breve volverá a apretar, pero no lo suficiente para agobiar, como de hecho sucede más al sur.

Ayer por la tarde estuve viendo otra de esas películas del ciclo de verano en versión original subtitulada. Esta vez se trató de "El romance de Astrea y Celadón" ("Les amours d'Astrée et Céladon"), de Eric Rohmer, y con Stéphanie de Cayencour y Andy Gillet. Parece que cuando uno se hace viejo tiene la bula de hacer lo que le da la gana, sin importarle un carajo lo que piense la gente. Pues bien, este famoso director francés de 87 años se nos ha descolgado con una muy fiel recreación de un folletín bucólico-pastoril del s.XVII, que desentona más que un elefante rosa en una cacharrería.

Con una buena base de literatura bucólico-pastoril, unas gotas de Montescos y Capulettos, y todo regado con el aroma de "Los amantes de Teruel" ... tonta ella y tonto él, que dice el dicho popular, este tontorrón film tiene, sin embargo, algunos escasos buenos momentos e interesantes reflexiones, que recuerdan a las disquisiciones filosóficas de las que sus películas de antaño estaban abundantemente trufadas. Divertida, a base de estrafalaria cursilería bucólica y folletinesca, me hizo también algo de gracia porque aparecen en la historia ninfas, encarnadas (como también las pastoras) por jovenes y desconocidas actrices a la par que hermosísimas sílfides de las que no puede uno sino quedar absolutamente prendado de cándido amor platónico (para vosotras, chicas, jovenes actores como pastoriles y apolíneos efebos).

Bueno, bajemos a la realidad y pasemos a la sabiduría ajena, que tal vez nos cure de algún que otro mal de amores:

- "Gusten unos de jardines, otros de banquetes, sigan éstos la caza, traten de amores, atesoren riquezas con todo género de gustos, que para mí no existirá placer mayor como el leer, ni lugar mejor como el de una selecta biblioteca". (Baltasar Gracián).

- "Nunca los celos dejan el entendimiento libre para que pueda juzgar las cosas como son: siempre miran los celosos con antojos de allende, que hacen las cosas pequeñas grandes, los enanos gigantes y las sospechas verdades". (Miguel de Cervantes).

- "El amor es una forma de sufrimiento. Es absoluto como la fe; es la razón de la vida y debe existir por sí mismo". (Charles Morgan).

- "El amor es la poesía del hombre que no hace versos, la idea del hombre que no piensa y la novela del hombre que no escribe". (Edmond y Jules de Goncourt).

- "Decimos que el amor es ciego, y se pinta a Cupido con una venda en los ojos. Ciego, sí, porque no ve nada que no ame". (Ralph W. Emerson).

- "Al amor le pintan ciego y con alas. Ciego, para no ver los obstáculos; con alas, para salvarlos". (Jacinto Benavente).

- "El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen". (William Shakespeare).

- "Es más fácil escribir diez volúmenes de principios filosóficos que poner en práctica uno solo de sus principios". (León Tolstoi).

Besos y abrazos,

Don.
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