miércoles, 13 de diciembre de 2023

Automático ensueño matutino

¡Buenos días!

Las tenues nieblas y neblinas de pasados días parecen haberse disipado, incluso de mis entendederas, pero las nubes todavía no parecen querer disiparse, parece que andan, o flotan, a piñón fijo, cual algo anquilosado robot, pero según las previsiones, el viento se las terminará por llevar, más o menos, y podremos ver el sol que tantos días estamos echando en falta por estos lares. La máxima prevista para hoy por los madriles será de 13ºC. Por lo demás, como un autómata, creo que bastante reflexivo, sin embargo, parece que voy a entrar, cual elefante en una cacharrería, en este mi nuevo matutino, a dejar como siempre volar mi fantasía, a soñar, más despierto que dormido, y a dejarme llevar por lo que quiera este íntimo amigo, que también lo es.

Este pasado fin de semana, más bien larguísimo puente, estuve en el cine viendo otra película más, una de dibujos animados, y además sin diálogos, prístino cine en estado puro. Se trató de "Robot dreams" (2023), de Pablo Berger, basada en la novela gráfica homónima (2007) de Sara Varon. Acaba de ganar el galardón a la mejor cinta de animación en los premios del cine europeo, y es la cuarta de este director, tras "Abracadabra" (2017), "Blancanieves" (2012), y "Torremolinos 73" (2003).

Un perro solitario que vive en el Nueva York de los años 80 decide comprarse un robot por catálogo para así por fin poder tener un amigo con el que compartir vivencias. Su amistad crece hasta hacerse inseparables, devolviéndole la alegría de vivir. Un día, al final del verano, se van a pasar un día de playa, tras el cual el robot queda oxidado e inmóvil tendido en la arena. Trata de recuperarlo a toda costa y llevárselo de allí para repararlo, pero no puede, así que lo deja abandonado con la esperanza de volver al verano siguiente a por él. Con el transcurso de las estaciones el perro va olvidando paulatinamente a su amigo, tratando de reemplazarle con nuevas amistades que no cuajan, mientras el averiado robot varado en la desierta playa sueña despierto con el reencuentro.

Muy buena película (nota: 7), que vale tanto para niños como para curtidos adultos, esta colorista animación de dibujo sencillo, naíf, como lo es especialmente el personaje del robot, que nos habla de relaciones afectivas de amistad y, ¿por qué no?, de amor, de sus vaivenes marcados por los inevitables acontecimientos y el devenir vital de los implicados que pueden deshacerla, deshacerlo. Pero también nos habla de soledad y como mitigarla, y de pérdida de seres queridos. Por eso de amores (y amistades profundas) que van y vienen por el mero transcurrir del tiempo, de su recuerdo, de soñarlas o ensoñarlas, me recordó a esa absoluta exquisitez que vi el mes pasado, imprescindible, "Vidas pasadas" ("Past lives", 2023) de Celine Song, y que aprovecho para volver a recomendarla encarecidamente, muy encarecidamente.

Ya sea mecánica o deliberadamente, que tanto monta, hoy se me planta poneros este par de citas de sabiduría ajena, comenzando por una del propio director de la película hoy glosada:

 - "Las amistades y las relaciones son fundamentales, pero también muy frágiles. Hay que cuidarlas, mimarlas y no dar por sentado que son para siempre".  (Pablo Berger).

 - "Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar".  (Antonio Machado).

Besos y abrazos,

Don.

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