miércoles, 22 de junio de 2022

Tenéis que venir a los matutinos

¡Buenos días!

Ya sabéis que siempre estáis invitados a pasaros por aquí, que espero paséis una muy agradable y breve velada mañanera con ellos, como yo mismo hago casi cada día. No creo que esto nos vaya a cambiar la vida, pero seguro que algo aporta en el caso de que tal fuera a suceder. Y no es que tenga que volver el verano a nuestras vidas, que tiempo habrá para ello, pero de momento hoy nos ha bajado bastante la temperatura, cosa de agradecer por mí, persona bastante calurosa que sufre con los termómetros desbocados hacia arriba. Sol y nubes en esta agradable mañana, con viento contenido, y una máxima prevista para hoy por los madriles de tan solo 23ºC... tenemos que disfrutarlos ya mismo porque no mucho durará este oasis térmico en medio del verano de calendario recién comenzado.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Tenéis que venir a verla" (2022), de Jonás Trueba, y con Itsaso Arana, Vito Sanz, Francesco Carril, e Irene Escolar. Hijo de su padre, Fernando, también colega de profesión, es el séptimo largo de este joven director, de quien, salvo dos, había visto el resto de sus anteriores, a saber, "La virgen de agosto" (2019), "La reconquista" (2016), "Los exiliados románticos" (2015), y "Todas las canciones hablan de mí" (2010).

Dos parejas de jóvenes amigos, en la treintena, se reencuentran tras un tiempo sin verse en un bar con actuación musical. Escuchan música, beben, charlan, pasean. Antes de despedirse y marchar cada pareja a su nido quedan en volver a verse en la nueva casa de una de las parejas, a las afueras de la ciudad de Madrid, quien dice a la otra que "tenéis que venir a verla".

Buena película (nota: 6)... la que más me ha gustado hasta ahora de su director, y la única suya, junto con la de su debut en 2010, a la que no he suspendido en nota. Y eso a pesar de que hacia su mitad volvió a caer en los recurrentes defectos (para mí) de su director y guionista, a saber, su engolada y vana pretenciosidad, más cerca de la vacuidad que de otra cosa, cuando filosofan (o eso pretenden) sus personajes, en torno a un libro de filosofía que ha cambiado la vida de una de ellos. También me chirrió la voz en off leyendo una poesía dos o tres veces, y el final de la película, que no me acabó de convencer. Si no hubiera sido por estos momentos en los pocos minutos que duraron, que se me hicieron algo largos, me hubiera parecido estupenda, debido al resto de su breve y agradecido metraje de una hora y una pizca de minutos, que me encantó, por su cadencia de imágenes y las más o menos triviales y cotidianas conversaciones entre las parejas, tanto cuando están reunidas como separadas hablando entre ellos dos, muy puntillistas e incluso algo puntillosas, y de una desarmante naturalidad (excelente trabajo de los cuatro actores, especialmente de una de mis debilidades, Irene Escolar).

Ahora os invito a que departáis coloquialmente con este par de citas de sabiduría ajena:

 - "Es mejor saber después de haber pensado y discutido que aceptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar".  (Fernando Savater).

 - "El mayor azote de la vida moderna es tener que dar importancia a cosas que, en realidad, no la tienen".  (Rabindranath Tagore).

Besos y abrazos,

Don.

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