miércoles, 16 de septiembre de 2015

Matutino en el exilio

¡Buenos días!

Estos matutinos soñadores y sentimentales que más que exiliarse emigran de un lugar a otro siguiendo la estela que les voy marcando en mi personal devenir andan ya muy cerca de su mayoría de edad legal, los 18, pero creo que me maduraron mucho, mucho antes, adquiriendo tal sensible sensatez que a veces me pregunto si no la tienen más que yo mismo, que soy su álter ego. En cuanto a las cuestiones del tiempo meteorológico, el verano astronómico está a una semana de exiliarse voluntariamente, y parece querer irse antes de tiempo y cederle sus trastos al muy romántico otoño, que para hoy hay previstas abundantes lluvias, con máxima de 20ºC, cielo muy gris y bastante viento debido al velocísimo borrascón que nos cruzará en un abrir y cerrar de ojos, pues mañana volverá a lucir el sol como si tal cosa.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Los exiliados románticos", de Jonás Trueba, y con Francesco Carril, Luis E. Parés, Vito Sanz, Renata Antonante, Isabelle Stoffel, y Vahina Giocante. Es el tercer largo de este director, de quien había visto tan solo su primero, "Todas las canciones hablan de mí" (2010). Es hijo de su también colega profesional Fernando Trueba.

Final del verano. Tres jóvenes amigos emprenden un viaje sin motivo aparente en la pequeña autocaravana de la madre de uno de ellos. Parten de Madrid, pasan los Pirineos y llegan a Toulouse. Uno de ellos se encuentra allí con un antiguo amor y hablan de sus cosas. Siguen los cuatro hasta Annecy, donde el segundo hace lo propio. Los cinco llegan a Paris, donde el tercero se cita con un fugaz y platónico amor de verano, cuando hace pocas semanas la conoció en una playa mediterránea.

Película irregular (nota: 2), hecha a trozos mal engarzados, casi inconexa, plena de deshilachados flecos, con maneras de video casero de aficionado con ínfulas de cineasta (no sé si hecho así adrede), con reflexiones de baratillo, frases hechas de andar por casa, que en general nada me dijo y me aburrió bastante al transitar por demasiados lugares comunes. Hablada en varios idiomas, las más de las veces impostados, esta especie de road movie, también buddy movie, sobre unos infantiloides personajes, los masculinos sobre todo, que parecen ir en busca de un qué sé yo para tratar de dar carpetazo a su juvenil etapa vital revisitando pasados amores. Entre tanta ramplonería, hubo una escena que incluso me encantó, tanto que tuve la sensación por unos pocos minutos de estar viendo otra película distinta, la de la patosa declaración de amor en los parisinos Jardines de Luxemburgo. Seguro que ayudó el que empaticé mucho con ella, me sentí muy identificado.

Ahora algo de sabiduría ajena, que a lo mejor nos ayuda a poner los pies en la tierra, pero sin abandonar del todo las etéreas nubes de los románticos anhelos:

 - "Nada impide tanto ser natural como el deseo de parecerlo".  (François de La Rochefoucauld).

 - "No es bueno que todo suceda como deseamos. Cuando todo nos sonríe en el mundo, nos apegamos a éste muy fácilmente y el encanto es muy fuerte. Por eso, y porque Dios nos ama, no permite que durmamos mucho y muy cómodamente en este lugar de destierro".  (Jacques Benigne Bossuet).

 - "La cosa que mantiene la vida romántica y llena de ardientes posibilidades es la existencia de esas grandes limitaciones vulgares que nos obligan a todos a enfrentarnos a las cosas que no nos gustan o que no esperamos".  (Gilbert K. Chesterton).

 - "El amor, como la hierba verde, como los árboles y la música de la vida, es sólo para la corteza del mundo; viene y se va, igual que un sueño. Por debajo está el deber, como una capa ruda de piedra, una inmensa carga que nadie puede variar".  (Rabindranath Tagore).

Besos y abrazos,

Don.
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