¡Buenos
días!
¡Beeeee!...
bueno, dejo ya de berrear antes de que venga el lobo por sorpresa y siegue mi
vida, no con guadaña, cual parca que dejo aparcada para mejor ocasión en
lejanos años venideros, y que no sé si me llegará por el oeste. Estos
disparates míos, cual baladas desafinadas y mal entonadas, han vuelto a traer,
por lo que parece, copiosas lluvias por los madriles, como en pasados días, en
un extraño remedo del otoño, pero rebosante de coloridas flores de mayo. La
máxima prevista para hoy será de 16ºC. Esperemos que en próximos días vuelvan a
dispararse las temperaturas, pero poco.
Antes
de ayer por la tarde estuve viendo en Netflix la última película (o miniserie
de seis capítulos independientes de unos 22 minutos cada uno, según se mire) de
los hermanos Coen "La balada de Buster Scruggs"
("The ballad of Buster Scruggs", 2018), de Joel y Ethan Coen, y con
Tim Blake Nelson, James Franco, Liam Neeson, Tom Waits, Zoe Kazan, y Brendan
Gleeson. Es el 18º largo de estos excelentísimos directores (y guionistas,
productores, montadores, etc., de sus propios films), de quienes he visto todos
sus diecisiete anteriores, a saber:
- "Sangre fácil" ("Blood simple", 1984).
- "Arizona baby" ("Raising
Arizona", 1987).
- "Muerte entre las flores"
("Miller's crossing", 1990).
- "Barton Fink" ("Barton
Fink", 1991).
- "El gran salto" ("The
Hudsucker proxy", 1994).
- "Fargo" ("Fargo",
1996).
- "El gran
Lebowski" ("The big Lebowski", 1998).
- "O brother!" ("O brother, where art thou?",
2000).
- "El hombre que nunca estuvo allí" ("The man who
wasn't there", 2001).
- "Crueldad intolerable" ("Intolerable
cruelty", 2003).
- "Ladykillers" ("The ladykillers", 2004).
- "No es país para
viejos" ("No country for old men", 2007).
- "Quemar después de leer" ("Burn after
reading", 2008).
- "Un tipo serio" ("A serious man", 2009).
- "Valor de ley" ("True grit", 2010).
- "A propósito de Llewyn Davis" ("Inside Llewyn
Davis", 2013).
- "¡Ave,
César!" ("Hail, Caesar!", 2016).
Seis
cuentos sobre lo absurdo de la vida y la muerte, cada uno con su título, el
primero de los cuales se lo cede a toda película, que en principio iba a ser
miniserie, y que se desarrollan en la frontera del salvaje oeste
estadounidense. ¿Y qué más da, serie o película?, que hoy día las miniseries se
suelen ver cual si fueran películas, de un tirón. Los límites entre cine y
televisión (plataformas incluidas), en todos sus ámbitos, cada vez son más
borrosos, y junto con las fronteras políticas terminarán por ser, si no lo son
ya, una absurda convención que debería desaparecer como el viejo oeste, ley de
vida.
Buena
película (nota: 6), con las impecables maneras formales y estilísticas de los
fraternales cineastas, pero cuyas historias no acabaron de conectar del todo
conmigo salvo momentos sueltos, cosas de la irregularidad de los diferentes
episodios. Podría verse como seis tiras cómicas de fino humor negro, absurdo e
irónico, con retranca, seña de identidad de los Coen, sobre lo impredecible de
la vida y la muerte y, por qué no decirlo, sobre su futilidad.
Ahora
os tiroteo con estas citas de sabiduría ajena, que espero no esquivéis y
pongáis vuestra frente cual diana para que os atraviesen las entendederas:
- "El hombre no toma conciencia de su ser
más que en las situaciones límite".
(Karl Jaspers).
- "Hay un límite para las lágrimas que
podemos derramar ante las tumbas de los muertos". (José Martí).
- "¿Fronteras? Nunca he visto una. Pero
he oído que existen en las mentes de algunas personas". (Thor Heyerdahl).
- "Las fronteras no están en el este o el
oeste, el norte o el sur, sino allí donde el hombre se enfrenta a un
hecho". (Henry David Thoreau).
Besos
y abrazos,
Don.
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