Conforme
me acerco a los matutinos voy sintiendo con mayor fuerza su presencia,
presintiendo el sereno placer que me proporcionarán en cuanto llegue a ellos. Y
no es que pueda hacerlo, es que de hecho es así, la primavera entró por todos
los poros de mi piel, a través de todos mis sentidos la percibo, e incluso me
refluye en forma de adolescentes espinillas por doquiera parte corporal pueda
imaginar. Hoy como ayer lo hace con sol y nubes de gasa, y con algo más de
calor, con 27ºC de máxima prevista por los madriles.
Ayer
estuve viendo el último anime que me quedaba por ver del catálogo del Studio
Ghibli, el único no hecho para el cine, sino para la televisión. Se trató de
"Puedo escuchar el mar" ("Umi ga kikoeru",
1993), de Tomomi Mochizuki, con guion de Keiko Niwa basado en la novela
homómima de Himuro Saeko. Es la única película que he visto de su director.
Un
joven regresa de Tokio a Kochi, la pequeña ciudad al borde del mar en la que
vive con su familia, tras su primer año en la universidad. Recuerda cuando dos
años antes llegó a mitad de curso a su instituto una hermosa joven procedente
de Tokio, buena estudiante y deportista, aunque con dificultades de adaptación
a su nuevo lugar, y de la que se enamoran él y su mejor amigo, lo que pondrá a
prueba la amistad entre ambos.
Una
buena película (nota: 6) este melodrama romántico sobre dos adolescentes
que se gustan, sin reconocérselo el uno a la otra, y viceversa, aunque sí
confesárselo sus respectivos íntimos amigos, y que discuten y se ayudan, se
acercan y separan, en un vaivén de sentimientos contradictorios... pero
terminarán por madurar. Me gustó más de lo que esperaba esta historia apenas
melosa a pesar del dulce y más o menos convencional romance, que además tiene
una muy buena animación con el sello Ghibli.
Ahora,
prestad atención, escuchad lo que tienen que decirnos otras mentes con estas
citas de sabiduría ajena:
- "No puedo volver al ayer, porque ya soy
una persona diferente". (Lewis
Carroll).
- "Solamente si me siento valioso por ser
como soy, puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero". (Jorge Bucay).
- "La armonía más dulce de escuchar es el
sonido de la voz del ser amado". (Jean
de la Bruyère).
- "Hay personas que nos hablan y ni las
escuchamos; hay personas que nos hieren y no dejan ni cicatriz; pero hay
personas que simplemente aparecen en nuestra vida y nos marcan para
siempre". (Cecilia Meireles).
Besos
y abrazos,
Don.
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