En
el día de hoy, de preciosa primavera con agradables temperaturas (25ºC de
máxima prevista) y sol empañado por tenues nubes, no dejo de agradecer a estos
matutinos todos los dones que ponen a mis pies cada mañana... y ronroneo de
gustirrinín.
Ayer
por la tarde estuve viendo otro anime del Studio Ghibli. Esta vez se trató de
"Haru en el reino de los gatos" ("Neko no
ongaeshi", 2002), de Hiroyuki Morita, y basado en el manga homónimo de Aoi
Hîragi. Es un spin-off de "Susurros del corazón" ("Mimi wo sumaseba",
1995) de Yoshifumi Kondô, pues uno de los personajes de esta (la figura de un
gato en la estantería de una tienda de antigüedades que sirve de inspiración a
la protagonista para escribir una novela) lo es también del film hoy glosado.
Haru
es una adolescente algo insegura y despistada que está enamorada de un chico de
su instituto... amor no correspondido pues ya tiene novia. Una mañana, camino
de clase, salva de morir atropellado a un gato, y para su sorpresa este se pone
en pie, le habla dándole las gracias por ello y sigue su camino. Esa noche se
desvela de su sueño cuando oye jaleo gatuno en la calle. Se asoma a la puerta y
una comitiva de gatos llega hasta ella. Se le dirige el rey del reino de los
gatos y le agradece el haber salvado a su hijo de perecer esa mañana y le
promete que la colmará de felicidad y regalos, invitándola a que vaya a su
reino. Al día siguiente, agobiada por tanto agasajo gatuno decide visitarlos
para pedirles que la dejen en paz. Una vez allí, se empeñan en casarla con el
príncipe, a lo que se niega pues no es gata, pero hacen oídos sordos a su
negativa y siguen con los preparativos de la boda.
La
más floja (nota: 4) de las películas del Studio Ghibli vistas hasta
ahora (ya solo me queda una más por ver), tanto por la más pobre técnica de
animación y de dibujo, en relación a la mayoría de producciones del Studio,
como por la historia, muy simplona e infantiloide, que quiere remedar el mundo
de la Alicia de Lewis Carroll, con algunas situaciones similares y en lo del
proceso de maduración que transforma al final a la jovencita protagonista, pero
se queda muy a medias de todo.
Pues
hemos llegado al reino de la sabiduría ajena, al que os invito a entrar, con
estas muy agradecidas citas:
- "A juicio de los gatos, las personas no
somos más que muebles de sangre caliente".
(Jacquelyn Mitchard).
- "Nunca convencerás a un ratón de que un
gato negro trae buena suerte".
(Graham Greene).
- "Venturoso aquel a quien el cielo dio
un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecérselo a otro que al
mismo cielo". (Miguel de
Cervantes).
- "Ningún hombre digno pedirá que se le
agradezca aquello que nada le cuesta".
(Terencio).
Besos
y abrazos,
Don.
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