Por
mucho que este idioma nuestro, el español, se empeñe en ponerle sexo a las
cosas, mis matutinos, o matutinas, o matutins, como los mismos ángeles, no
tienen de eso, sexo, y en caso de tenerlo no podrá inferirse cual es a partir
tan solo de su denominación. Por lo demás, me educan muy bien, tanto que
aprendo mogollón de cosas, entre ellas a intentar comportarme mejor en todos
los aspectos de mi vida. Además, esta revoltosa primavera ha tenido la amable
cortesía, sin abusar, de concedernos una jornada relativamente tranquila tras
las tormentas de ayer y en espera de las que mañana, y en próximos días,
también caerán según lo previsto. Así que, sol y nubes con 21ºC de máxima
prevista por los madriles para hoy.
Este
fin de semana terminé de ver otra serie televisiva, de Netflix,
británica, que desde ya os recomiendo encarecidamente, muy, pero que muy
encarecidamente que veáis. Se trató de "Sex education"
(2019-2020-¿2021?), creada por Laurie Nunn, y con Asa Butterfield, Gillian
Anderson, Ncuti Gatwa, Emma Mackey, Alistair Petrie, Connor Swindells, Kedar
Williams-Stirling, Aimee Lou Wood... y muchos otros más, que la serie es muy
coral. Consta de dos temporadas, cada una de 8 episodios de unos 50 minutos...
Y ya está anunciada la tercera, que espero con anhelantes jadeos de placer.
Un
joven de 16 años, muy acomplejado y retraído con los demás, siempre tratando de
caer bien, e incapaz de masturbarse, cuya madre es psicoterapeuta sexual, está
divorciada y cada vez se enrolla con un hombre distinto pues no quiere volver a
comprometerse, va cada día al instituto junto a su mejor amigo, al que conoce
desde su primer año de escuela, un chico homosexual desinhibido aunque acosado
por muchos de sus compañeros. La chica mala y rebelde del instituto, de la que
está enamorado en secreto, al oír por casualidad unos consejos sexuales que él
(todavía virgen) da a otro compañero de clase, le propone montar juntos un
consultorio sexual clandestino para el alumnado, muy necesitado de ello, aunque
muchos ya hayan experimentado con el sexo con frecuencia, y cobrando unos
dinerillos por ello. Como no sabe decir que no, y menos a la chica de sus
sueños, se ponen a ello, ella gestionando citas y cobrando y él dando consejos.
Una
serie genial (nota: 10), brillante, con mucho ritmo, divertidísima,
hilarante, y no exenta de inteligencia (de la emocional y en general) y
poliédrica hondura en los muy serios temas que aborda, y no solo los sexuales.
Y educativa (obviamente). Creo que se debería prescribir en los consultorios
médicos, sin receta, para gente de 16 años en adelante, 14 años si me apuráis,
que hoy día la chavalería sabe latín sobre estos temas, aunque no siempre
aprendido adecuadamente, más bien ladinamente. A través de las aventuras, casi
que desventuras, sexuales y emocionales de los adolescentes protagonistas (y
también de los inexpertos adultos, por mucha más veteranía que se les
presuponga), mostradas sin tapujos, desprejuiciadamente, vamos aprendiendo
todos, con el lubricante de la risa, un buen montón de cosas, especialmente
sobre nosotros mismos, que si nos conocemos, nos amaremos, y por ende, a los
demás... círculo virtuoso que se retroalimenta, y que implica mutua sinceridad
y comprensión.
Si
la primera temporada es fresca y chispeante, sobre las turbulencias sexuales de
los desorientados adolescentes, más o menos primerizos, con sus obsesiones,
miedos y dudas, que jamás se pierden por mucho que crezcamos y maduremos, la
segunda se vuelve además, y sin perder las señas de la anterior, más madura,
ganando en hondura emocional. Cosa rara que una segunda temporada no solo no
pierda algo respecto a la primera, una vez perdida la sorpresa inicial, sino
que como en las buenas relaciones amorosas, y los buenos vinos, se ganan otros
matices; como los que rebosan las peculiares personalidades de todos los
personajes, y no solo de los más principales, llenos de complejidad y
tremendamente humanos, tanto que se hacen todos entrañables. Además rezuma la
imperiosa necesidad de educar desacomplejada y positivamente a los jóvenes en
las cuestiones sexuales y aledañas, sin miedo por parte de padres y autoridades
educativas. ¡Imprescindible!
Bueno,
pues ahí os dejo unas educativas citas de sabiduría ajena, y antes una
divertida canción (unos versos de ella), para que se corran de gusto nuestras
entendederas:
- "Yo quiero ser muy promiscuo, cual mis
hermanos mayores,
tocar
nalgas, tocar pechos, con todas las precauciones.
Yo
quiero ser muy promiscuo, como todos mis amigos,
ya
que de un tiempo a esta parte, no duermo si no me fustigo.
Ahora
que dice la tele que la juventud actual,
está
pasando una etapa de desenfreno sexual,
y
que ni el SIDA ni el Papa han conseguido evitar
que
tiernos mozos y mozas se den al goce de amar.
Y
por eso yo te digo que quiero ser muy promiscuo,
y
revolverme en el lodo del pecado original,
porque
estoy un poco harto del pecadillo de Onán.
[...]". (Ismael Serrano, canción "Yo quiero ser
muy promiscuo", 1997).
- "La base de la urbanidad, de la buena
educación, es moral: no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a
ti". (Amando de Miguel).
- "Educar a un niño no es hacerle
aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía". (John Ruskin).
- "Los hijos son educados como si
debiesen ser hijos toda la vida, sin que se piense en absoluto que se
convertirán en padres". (August
Strindberg).
Besos
y abrazos,
Don.
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