¡Maldita
sea!, estoy que me va a dar un siroco, ahora resulta que mi desbordante
imaginación también puede volar sin necesidad de embarcarme en estos matutinos,
aunque no me pondré rojo por este pequeño despiste... pelillos a la mar, que no
gordas cerdas, que no flotan bien al viento. Por lo demás, más bien planean las
grises nubes que nos siguen sobrevolando debido a la poca brisa que hoy hace en
este primaveral día con 19ºC de máxima prevista por los madriles.
Antes
de ayer estuve viendo otro anime del Studio Ghibli. Se trató de "Porco
Rosso" ("Kurenai no buta", 1992), de Hayao Miyazaki.
De este magistral y venerable director japonés había visto anteriormente seis
más de sus largos de animación, a saber, "El viento se levanta" ("Kaze tachinu", 2013),
"Ponyo en el acantilado" ("Gake no ue no
Ponyo", 2008), "El castillo ambulante" ("Hauru no ugoku
shiro", 2004), "El viaje de Chihiro" ("Sen to Chihiro no kamikakushi",
2001), "La princesa Mononoke" ("Mononoke-hime", 1997), y
"Mi vecino Totoro" ("Tonari no Totoro", 1988);
unas joyitas todas, pero me quedo con Chihiro y Ponyo. Ya me van quedando menos
para verlos todos.
Porco
Rosso, cuyo verdadero nombre es Marco (¿el de los Apeninos?), es el seudónimo
de un veterano y mítico aviador (convertido en cerdo antropomórfico por un
hechizo), as del aire durante la I Guerra Mundial, que vive en la Italia de
1929, tras el crack financiero mundial y donde el fascismo está en pleno auge.
Desencantado del mundo que le toca vivir, y aislado del mundanal ruido en un
recóndito islote del mar Adriático, aunque por las noches se deje caer por un
bar regentado por una carismática, elegante y atractiva mujer, donde también
paran piratas y demás gente de mal vivir; sin embargo, a bordo de su hidroavión
rojo, es el azote de los piratas de la zona (también hidroaviadores) a los que
impide constantemente que lleven a buen puerto sus fechorías, cobrando
suculentas recompensas por ello. Hartos estos de él, contratan a un
experimentado piloto norteamericano, un presuntuoso guaperas y ligón
empedernido, para librarse de Porco Rosso.
Muy
buena película en general (nota: 7), no es para menos
tratándose del Studio Ghibli y el maestro Miyazaki, con algunos momentos
maravillosos, aunque me gustó algo menos de lo que esperaba. Rara avis del
Studio, con trasfondo de realismo histórico y fantasía desbordante, marca de la
casa, pero no el que el protagonista sea un maduro varón, rojo y que podría
recordar a aquel barón real, en lugar de una decidida jovencita, como suele
ser, y que ahora es la jovial escudera del jetudo antihéroe. Destila sutil
feminismo, antibelicismo, antitotalitarismo de todo pelaje y condición, a
través de los espíritus libres que son sus protagonistas, tanto Porco Rosso
como los piratas, los aviadores e ingenieros aeronáuticos en general, con sus
códigos de honor. Film que respira aire crepuscular, con soterrada historia de
amor incluida, que recuerda a muchas cosas (muchas referencias cinéfilas), pero
sobre todo a una de cine negro de Humphrey Bogart cual sapo esperando un
hechizante beso.
Ahora
unas citas de sabiduría que espero den alas a nuestras entendederas y nos
permitan ser mejores porqueros, no por cuidadores de puercos, sino por hacernos
preguntas (por qué y demás):
- "Prefiero ser un Sócrates dubitativo a
un cerdo satisfecho". (Martin
Heidegger).
- "Más vale ser un cerdo que ser un
fascista". (Hayao Miyazaki).
- "Llovió tan fuerte que todos los cerdos
se lavaron y todos los hombres se emporcaron". (Georg Ch. Lichtenberg).
- "El hombre, un ser un milímetro por
encima del mono, cuando no un centímetro por debajo del cerdo". (Pío Baroja).
- "Todo es bello, o tiene su belleza. Hay
que hablar de un cerdo como de una flor".
(Jules Renard).
Besos
y abrazos,
Don.
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