Brotan
a lo bruto de mis neuronas, bullendo cual incandescente magma, torrentes de
ideas que se atropellan por salir de mí a conocer el mundo, pero antes he de
intentar tallarlas un poquito, no para tomarles la medida, sino para pulirlas
algo y que puedan mostrar mejor el lustre que pudiesen contener, en la forma de
estos matutinos con sus múltiples facetas. Llevamos ya varios días seguidos en los
que el tupido cielo gris no cesa de producir acuosas gemas que, si el sol
consigue asomar un poquito por alguna rendija, seguro forman irisados reflejos
que, bien organizados, cual perfecto cristal, crearán el consabido arco. La
máxima prevista para hoy será de 19ºC.
Hace
unos días estuve viendo otra película, pero no en cine, sino en Netflix, que se
estrenó a finales de enero. Se trató de "Diamantes en bruto"
("Uncut gems", 2019), de Ben Safdie y Joshua Safdie, y con Adam
Sandler, Julia Fox, Kevin Garnett, Idina Menzel, Lakeith Stanfield, Eric
Bogosian, y varios más, que es bastante coral, salvo por el omnipresente
protagonista. Es el primer largo que veo de este par de hermanos directores.
El
propietario de una joyería de Nueva York, sita en el barrio judío de los
diamantes, entre cuyos clientes habituales se encuentran algunos famosos, es un
ludópata empedernido que se gasta ingentes cantidades de dinero en apuestas
deportivas, principalmente sobre baloncesto, lo que le genera grandes deudas
con prestamistas que le cuesta mucho devolver a pesar de su riqueza, y para lo
que se ve obligado de continuo a hacer malabarismos financieros. Un día
consigue a muy buen precio, ilegalmente, una piedra que contiene varias gemas
en bruto (ópalos negros) y que piensa subastar por un pastón para lograr saldar
todas sus deudas. Por hacerle un favor a una estrella de la NBA a quien admira,
y que queda fascinado por el pedrusco creyendo además que tiene propiedades
mágicas, se la presta por unos días, pero no se la devuelve en el plazo
prometido, con lo que se rompe la cadena de trapicheos, la mayoría trueques,
que tenía montada para saldar su deuda, viéndose obligado a un frenético
periplo para intentar enmendar el embrollo en que está metido, sin dejar en
ningún momento de seguir apostando por doquier.
Buena
película en general (nota: 6), cuya historia no me
dijo nada en especial, pues este tipo de películas lo tienen más difícil
conmigo para atraparme, aunque sí lo consiguió en parte por sus adrenalínicas
maneras, aunque algo estresante me pareció el seguir la arrebatada peripecia
del protagonista, ansioso, casi que al borde del perpetuo infarto, con las que
la película logró engancharme. Es un vertiginoso thriller, muy intenso, de
sincopado ritmo, cámara nerviosa, y diálogos atropellados. Nos habla sobre
desmedida ambición, sobre adicción; y quizá destile cierta alegoría sobre el
capitalismo feroz que todo lo engulle, casi que a sí mismo también,
consumiéndose en su propio averno.
Bueno,
ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena que, cual piedras de toque, esmerilen
nuestras entendederas para que luzcan lo mejor posible:
- "Recibid mis consejos con mayor gusto
que si recibieseis dinero; anteponed la ciencia al oro; puesto que más vale la
sabiduría que todas las joyas preciosas, y nada de cuanto pueda apetecerse es
comparable con ella". (Proverbio
Bíblico).
- "Dicha no busques ansiosa;
nadie
la dicha nos da:
la
dicha es perla preciosa
que
en el corazón reposa
del
que buscándola va". (Pedro Antonio
de Alarcón).
Besos
y abrazos,
Don.
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