jueves, 30 de abril de 2020

Matutino por poco

¡Buenos días!

¡Nada de eso!, que este es un matutino de pleno derecho, con tanto como cualquier otro a ser tal, con la misma naturaleza esencial que los demás, pues todos, cada uno con sus particularidades, merecen estar en este ambiente matutino que entre todos creamos sin darnos cuenta, por nuestra mera existencia y su interrelación con las demás. Y por poco, en este muy primaveral día de sol y nubes, vamos a lograr rebasar hoy los 20ºC de máxima; y por mucho, muchísimo más en próximos días, tanto que parecerá verano, un desnaturalizado verano a primeros de mayo.

Ayer por la tarde estuve viendo otro anime del Studio Ghibli. Esta vez se trató de "Pompoko" ("Heisei tanuki gassen Ponpoko", 1994), de Isao Takahata, y con guion de él mismo. De este director, maestro del cine que me embelesa, había visto tres de sus anteriores films, todos del Studio (me queda uno de estos que os glosaré en breve), a saber, la espléndida "Recuerdos del ayer" ("Omohide poro poro", 1991), y las dos sublimes obras maestras que son para mí "La tumba de las luciérnagas" ("Hotaru no haka", 1988) y "El cuento de la princesa Kaguya" ("Kaguyahime no monogatari", 2013).

Según las leyendas japonesas, los tanuki, especie de mapaches japoneses, tienen el poder de transformarse en lo que quieran, sea en humanos, u otros animales o cosas. Cuando un clan de estos animales, durante los desarrollistas años 60 del pasado siglo (años 30 de la era Pompoko para los mapaches), descubren que su bosque está siendo arrasado para dar más espacio a los nuevos barrios de un Tokio en vertiginosa expansión, ven peligrar su futuro, con cada vez menos espacio y comida, lo que les llevará a la extinción. Así que se unen a otros clanes, con los que estaban enfrentados no hace mucho, y planean juntos poner coto a tales desmanes humanos usando sus poderes mágicos, declarando una muy peculiar guerra contra estos (que no se enteran de nada), a pesar de algunas voces discordantes mapachiles que piden más sensatez.

Película que me descolocó (nota: 5), a pesar de sus evidentes méritos, pero esta vez casi que pudieron más sus contras (para mí). Historia de desbordantes imaginación y creatividad, disparatada, tan abigarrada de particularidades míticas y culturales japonesas que se me escapaban, que no entendía gran cosa. Tiene tres tipos de dibujo animado, uno realista cuando representa a los mapaches tal cual son en la naturaleza (así están cuando los observan los humanos); otro de dibujo animado más clásico cuando se tornan antropomorfos mientras interaccionan entre ellos, lejos de miradas humanas, o se convierten en personas, otros animales o cosas; y otro de dibujo más estilizado y simple, cual esbozadas caricaturas, cuando realizan actividades grotescas o divertidas. Muestra las consecuencias en la naturaleza del despegue económico japonés de los años 60, con lo que destila un evidente mensaje ecologista (además de antibelicista), y es todo un alegato medioambiental contra el desarrollismo descontrolado abogando por formas de crecimiento sostenible.

Ahora unas citas de sabiduría ajena y me digo, pon poco, quiero decir, pocas, que si no nos podemos aturullar por el exceso:

 - "De lo poco, poco, poco; y de lo mucho, nada".  (Refrán).

 - "Lo poco abasta, y lo mucho se gasta".  (Refrán).

Besos y abrazos,

Don.
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