viernes, 24 de abril de 2020

El natural espíritu custodio matutino

¡Buenos días!

Mis bienhechores matutinos, cual celestes espíritus, cuidan tan bien de mí y con tal naturalidad que casi ni cuenta me doy, y creo que ni ellos de mi paso por su mundo, al que suelo entrar de puntillas sin apenas dejar rastro de mis estancias, dejándolos tal cual me los encontré para que otros que por aquí quieran disfrutar lo puedan hacer tanto como yo. Como asimismo hago en este delicioso día de primavera, soleado con algún sutil velo nuboso y 22ºC de máxima prevista para hoy por los madriles.

Ayer por la tarde estuve viendo otro anime, "La princesa Mononoke" ("Mononoke-hime", 1997), de Hayao Miyazaki, pues al escribir el anterior matutino, el de antes de ayer, en el que glosaba otra suya, "Porco Rosso" ("Kurenai no buta", 1992), me di cuenta de que aunque recordaba haberla visto no escribí en su día el correspondiente matutino, o no lo publiqué por despiste y se perdió, quizá por agobios o empanada mental de entonces; ni tampoco de alrededor de que fecha la vi, aunque sí que me compré su DVD (estimo que hace entre 10 y 15 años) y de seguidas la vi, pero poco más; así que me dispuse a verla otra vez para poder dedicarle un matutino.

En el mitológico Japón ancestral, poblado por humanos, dioses varios y extraordinarias criaturas de la naturaleza, un joven es atacado por un gigantesco jabalí endemoniado, que amenazaba a su clan y al que consigue abatir, pero que antes le deja maldito por una especie de gangrena que comienza en su brazo derecho y poco a poco va extendiéndose por su cuerpo y alma, intentando envenenarle de odio. Por ello debe partir de su aldea, sin dejar que el rencor invada su corazón, según le recomienda la sabia anciana de su poblado, en busca de sanación al lejano lugar en el que habita un poderoso dios nemoroso. Cuando llega allí se topa con otra aldea de humanos, que esquilman el bosque y están en permanente guerra con las deidades y animales que lo pueblan, y entre los que se encuentra la princesa Mononoke, una humana, hija adoptiva de una diosa loba, que lucha fieramente contra sus propios congéneres para evitar la destrucción de la naturaleza.

Muy buena película (nota: 7), aunque me pasó lo mismo que con "Porco Rosso", que me gustó algo menos de lo que esperaba, quizá por demasiado abigarrada de mitos y leyendas japonesas que no acababa de entender muy bien (falta de conocimiento). Desbordante imaginación, como siempre en Miyazaki, en esta fabulosa fábula que destila mensajes ecologistas (hay que cuidar la naturaleza para que ella nos cuide), antibelicistas (a pesar, o precisamente por ello, de su violencia) y un soterrado y sutil romance adolescente entre sus dos protagonistas, muy mediatizado por sus guerras. Muestra la oscuridad del mundo pero siempre con el brillo de la vida pujando por rebrotar y no perecer, y además sin maniqueísmos, pues nadie es malo, que todos tienen sus motivos para hacer lo que hacen.

Ahora unas citas de sabiduría ajena que, cual benefactores hechizos, espero os encanten:

 - "El hacha del leñador le pidió al árbol el mango, y el árbol se lo dio".  (Rabindranath Tagore).

 - "El justo debe imitar al bosque de sándalo, que perfuma al hacha que lo lastima".  (Proverbio indio).

 - "La vida es sufrimiento y dificultades, el mundo y el hombre están malditos, pero aun así insistimos en vivir".  (Hayao Miyazaki).

Besos y abrazos,

Don.
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