Otro
divino y celestial matutino que me eleva a sus guarnecidos altares para desde
allí, cual anímico maná, dispersarse por mi ser toda su esencia, ejerciendo su
poderoso influjo, y por doquiera su libre albedrío les quiera llevar. La
mañana, como la de ayer, sigue entre soleada y nubosa, escondiendo a ratos las
nubes el poderío solar, evitando que nos fulmine en exceso. La máxima prevista
para hoy será de unos muy agradables 18ºC.
Ayer
por la tarde estuve viendo otro delicioso anime, que también os recomiendo
porque me fascinó tanto como el anterior que vi. Se trató de "El
castillo en el cielo" ("Tenkû no shiro Laputa",
1986), de Hayao Miyazaki, con guion también suyo basado en su propio manga
homónimo. La primera película propiamente dicha del Studio Ghibli, creado en
1985, pues la anterior, "Nausicaä del Valle del Viento" ("Kaze no Tani no
Naushika", 1984), aunque aceptada como tal por ser la fundacional del
Studio, no lo es estrictamente por cuestiones de fecha.
Un
dirigible vuela plácidamente en la noche por encima del mar de nubes cuando es
atacado por unos piratas aéreos. Durante la confusión del abordaje, una chica
custodiada por unos agentes secretos gubernamentales, trata de escapar por la
ventana de su compartimento, pero se precipita al vacío. Durante la caída libre
se desmaya y no se percata de que la piedra preciosa labrada que lleva como
colgante, que tiene poderes mágicos, se ilumina y detiene su vertiginoso
descenso, la hace flotar, posándose delicadamente en los brazos de un joven
minero que estaba viendo la escena. La aloja en su casa, y cuando ella despierta
a la mañana siguiente se da cuenta de que tanto los piratas como los agentes
secretos la están buscando, aunque lo que en realidad desean es la piedra del
colgante, luchando entre ellos por conseguirla mientras la persiguen. Ayudada
por el joven minero emprende la huida mientras trata de averiguar el secreto de
la gema, que en realidad es la llave para acceder a un recóndito castillo
flotante en el cielo, escondido y protegido entre tormentosas nubes, y antiguo
reino olvidado de unos poderosos seres que parecen haberse extinguido.
Otra
sobresaliente historia del maestro Hayao Miyazaki (nota: 9),
plenamente cuajada de las señas de identidad de su imaginario (pasión por la
aviación a través de peculiares artefactos voladores, antibelicismo y
ecologismo, y gusto por las heroínas adolescentes o preadolescentes), de
fabuloso aparato visual y profunda sabiduría vital, que me dejó boquiabierto de
nuevo, cual infante sorprendido y atónito ante la fascinante fantasía que se
presentaba ante mis ojos. Apasionante peripecia la de la joven pareja
protagonista que me tuvo embelesado todo el metraje.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, que espero ayuden a que no se enroquen nuestras
entendederas mientras se elevan a más altas cotas:
- "Amigos míos, pedid a Dios la alegría.
Sed alegres como los niños, como los pájaros del cielo". (Fiódor Dostoievski).
- "Mucho saber del cielo y poco saber del
suelo". (Refrán).
- "Si la prudencia te acompaña, ningún
poder celestial te desamparará".
(Juvenal).
- "Oro, poder y riquezas
muriendo
has de abandonar,
al
cielo sólo te llevas
lo
que des a los demás". (Eduardo
Marquina).
Besos
y abrazos,
Don.
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