¡Ya
ni me acuerdo de cuando empezaron estos matutinos, ni de cuando comenzaron a
cambiar sutilmente hasta llegar a ser lo que hoy son!... Bueno, en realidad sí
que me acuerdo, pero me queda más nostálgicamente poético lo primero. No
obstante, respecto a estos dias de revoltosa primavera, nada echo de menos,
pues disfruto el día a día de lo que nos va ofreciendo según su capricho, como
lo que hoy nos regala, sol, nubes, algún probable chubasco aislado, y 18ºC de
máxima prevista por los madriles.
Descubrí
hace poco que en Netflix está disponible todo el catálogo de películas del
Studio Ghibli, mítico estudio de animación japonés del que había visto algunas
de sus producciones (la mayoría de Miyazaki y Takahata), parte de las cuales
considero magistrales. Así que este fin de semana he empezado a ver las que me
quedan, sin prisas de "seriéfilo" ansioso por llegar al final,
comenzando por "Recuerdos del ayer"
("Omohide poro poro", 1991), del maestro Isao Takahata, fallecido
hace dos años, de quien había visto dos de sus anteriores, dos absolutas obras
maestras del cine según mi entender: "El cuento de la princesa Kaguya" ("Kaguyahime no
monogatari", 2013) y "La tumba de las luciérnagas" ("Hotaru no
haka", 1988).
Una
joven de 27 años de Tokio, que no sabe muy bien que hacer con su vida, va sola
a pasar sus vacaciones de verano a la granja de la familia de su cuñado, en un
pueblo en el que estuvo otra vez de veraneo cuando era una preadolescente y se
lo pasó en grande. Durante el trayecto y en la estancia allí, que volverá a
disfrutar con deleite, le dará por recordar pasajes de su vida infantil durante
el curso escolar previo a aquel delicioso verano.
Estupenda
película (nota: 8), otra delicia plena de la delicadeza y sutileza
de hondos sentimientos tan propia de su director, que a través de su
protagonista, en los dos cruciales momentos de su vida que nos muestra,
matizados por dos tipos de dibujo marcadamente diferentes (cual sutiles
acuarelas en su infancia, y un algo más abigarrado óleo en su vida adulta), se
nos habla, con cierta pátina de melancolía, del paso a la madurez y de la
búsqueda del propio ser, a pesar de los reveses, y de cómo las encrucijadas a
las que entonces tuvo que enfrentarse quizá le puedan servir para salir de las
que ahora se le presentan en su vida adulta. Otra exquisitez de Takahata, por
quien siento reverendísima debilidad cinéfila, y del Studio Ghibli en general,
lo que me anima a seguir viendo más anime de ellos.
Bueno,
pues antes de que se me olvide, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena:
- "Toda felicidad se compone de dos
sensaciones tristes: el recuerdo de la privación en el pasado y el temor de
perderla en el porvenir". (Alphonse
Karr).
- "¿Debe afligirme una hermosa felicidad
porque huyó rápidamente? Un breve encuentro y un largo recuerdo hace el alma
rica y libre". (Emanuel Geibel).
- "Todo recuerdo es melancólico, y toda
esperanza, alegre". (Novalis).
- "Dices que cada nueva mañana nos trae
mil rosas; sí, pero ¿dónde están los pétalos de las rosas del ayer?". (Omar Khayyam).
- "Encuéntrate y sé tú mismo; recuerda
que no hay nadie como tú". (Dale
Carnegie).
Besos
y abrazos,
Don.
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