martes, 28 de enero de 2020

Talasomatutino cósmico

¡Buenos días!

Circundado por estos mares de tierra adentro por los que transito, no me siento aislado gracias a estos matutinos que suelen proyectarme hacia las astrales infinitudes que colman mis más recónditas y minúsculas interioridades, pues mire donde mire, con telescopio o microscopio, veo por doquier la misma esencia en todas las cosas. Así que tras este desparrame no poco frecuente en mí, no sé si cómico, tal vez obnubilado por las nieblas mañaneras de estos días, que dan paso a grises nubes que apenas destilan gotas, no queda otra que dejarse llevar por los cíclicos vaivenes de la temperatura, hoy tibia, pues la máxima prevista por los madriles será de 13ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una de animación japonesa. Se trató de "Los niños del mar" ("Kaiju no kodomo"), de Ayumu Watanabe. Es el primer largo que veo de los de este director, que está basado en el manga homónimo de Daisuke Igarashi.

Una adolescente introvertida, algo conflictiva, con problemas de convivencia y que no encuentra su lugar en el mundo, en su primer día de vacaciones de verano, al visitar el acuario en el que trabaja su padre, conoce a un misterioso chico que allí vive nadando en los tanques, que parece humano y que fue criado junto a su hermano por unos dugongos. Tras este encuentro comenzarán a activarse una serie de fenómenos sobrenaturales relacionados con la fauna marina.

Película que no consiguió que me quedara inmerso en ella (nota: 5), solo me salpicó levemente, pues a pesar de la estupenda calidad de su animación (en los fondos más que en los trazos de los personajes, de algunos), sus imágenes de serena belleza y amor por la naturaleza, y de que al principio consiguió envolverme en sus vaivenes, la historia fue poco a poco despeñándose hacia un delirio poético-filosófico-existencial, con ramalazos místico-lisérgicos, de tan enredada comprensión que apenas nada pesqué. Quiso explicar tantas cosas, a saber, la interconexión de cielo y tierra, el origen del universo y la vida, lo infinitamente pequeño como fractal de lo inmensamente grande y viceversa, etc., que todas se evaporaron en la vorágine provocada por ellas mismas. Así que solo recomendable para deleitarse con sus imágenes sin tratar de reflexionar mucho sobre ellas, so pena de perecer en el intento, o para otakus. Por cierto, la película sigue al final de los créditos finales, así que no salgáis pitando en cuanto aparezcan estos.

Ahora toca un reconfortante baño con estas citas de sabiduría ajena, lucero de nuestro buen discernimiento:

 - "Los que atraviesan los mares cambian de cielo pero no de condición".  (Horacio).

 - "Ir sin amor por la vida es como ir sin estrella por el mar [...]".  (Stendhal).

 - "Infinito no hay más que el cielo por sus estrellas, el mar por sus gotas de agua, y el corazón del hombre por sus lágrimas".  (Gustave Flaubert).

 - ""Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
[...]
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba".  (Rafael Alberti).

Besos y abrazos,

Don.
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