Con
mis dedos disparados como único arma que ametralla las teclas os voy
perpetrando este nuevo matutino en el que voy apuntando algo de lo que por mi
sesera va pasando, que espero os ayude a haceros una vaga idea, no sé si real o
ficticia, de quien pueda ser yo, intentando no atracaros con mi excesiva
verborrea. Por lo demás, os apunto, justo cuando comienza a despuntar el alba,
que seguimos disfrutando de deliciosos días de otoño, tan calmados, hoy
levemente más fresco, quizá por neblinoso.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Apuntes para una película de
atracos", de León Siminiani. Es el segundo largo, y primero
que veo, de este director, ambos documentales.
El
director, fan de las películas de atracos, tiene el deseo de hacer una de ese
género, pero no lo tiene muy claro, así que decide contactar con un mediático
ladrón de bancos que se encontraba en la cárcel, y que utilizaba la técnica del
butrón tras haberse infiltrado por la red de alcantarillado, habiéndose hecho
famoso durante los recientes años de la crisis financiera, por haber cometido
varios robos de gran cuantía hasta que fue detenido en plena faena en agosto de
2013. Visto que va a tener difícil llevar a cabo el proyecto, decide dejar este
documental como apuntes, como guía de ayuda, por si otro director quisiera usarlos
para su futuro proyecto de película de atracos... o simplemente quede como tal,
como documental, como boceto de una obra no ya inacabada, sino ni siquiera
empezada.
Una
buena película (nota: 6) este original, interesante y curioso
documental, con cierto deje de irónica sorna, con mucha cinefilia, que con
entrevistas al detenido, imágenes de telediarios de la época, insertos de
películas antiguas de ese género, grabaciones de móvil del propio butronero
durante sus permisos carcelarios, etc. nos va relatando una peculiar historia
de amistad entre ambos, que el roce hace el cariño, mientras ambos viven casi
al unísono su primeriza paternidad viendo crecer a sus respectivos retoños, y
como ambos van desgranando sus vivencias, el uno mientras prepara el documental
(y lo va narrando en él) y el otro volcándose en sus memorias, con la idea de
publicarlas (mientras nos las narra a cámara), a lo que le ayuda el cineasta.
En la película se enfrentan antagónicos: el deseo y la realidad, los barrios
ricos y pobres, la superficie y lo subterráneo, la calle y la prisión... juego
de espejos en el que narrador y narrado se mimetizan el uno en el otro, y
viceversa.
El
protagonista era apodado en los medios como "El Robin Hood de
Vallecas", quizá por ese refrán que dice que quien roba a un ladrón tiene
cien años de perdón, y porque los bancos tenían entonces muy mala prensa
(estafaron ¿a sabiendas? a un montón de ciudadanos), de la que no acaban de
desprenderse... algo habrán hecho... y a lo mejor alguien les hace un
documental como este, abriéndoles un agujero desde sus cloacas para ver su
realidad.
Ahora,
a modo de esbozo, ahí os regalo un par de ladronas citas de sabiduría ajena, no
para que las hurtéis, sino para que las aprovechéis, si tal os parece, y así
tal vez se lleven algo de ignorancia:
- "La Ley, en su magnífica ecuanimidad,
prohíbe, tanto al rico como al pobre, dormir bajo los puentes, mendigar por las
calles y robar pan". (Anatole
France).
- "El fuero para el gran ladrón, la
cárcel para el que roba un pan".
(Pablo Neruda).
Besos
y abrazos,
Don.
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