miércoles, 19 de diciembre de 2018

Danzad, danzad, matutinos

¡Buenos días!

Primeros sones de este matutino que apenas se está desperezando, al tictac del despertador a modo de metrónomo, el ritmo va in crescendo, los adormilados pies empiezan a moverse, casi que a bailar, de manera autónoma a nuestra todavía legañosa conciencia... y casi sin solución de continuidad, y sin querer, todo nuestro cuerpo responde a la pegadiza música... ni falta que hace que nadie nos obligue, por muy torpes que nos sintamos, saltamos de la cama, y haciendo piruetas, casi que trompicando, comenzamos la jornada. Pues con estos aires danzarines vamos consiguiendo que no bailen tan agarraditos las nubes y el sol, y este consigue asomar algo, danzando algo más suelto, tras las recientes lloviznas nocturnas, y eso que no cantamos ni pío. La máxima prevista será de 10ºC.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Yuli", de Icíar Bollaín, y con Carlos Acosta, Santiago Alfonso, Keyvin Martínez, Edison Manuel Olvera, y Laura de la Uz. De esta directora, guionista y actriz he visto todos los estupendos films de ficción que ha dirigido: "El olivo" (2016), "Katmandú, un espejo en el cielo" (2011), "También la lluvia" (2010), "Mataharis" (2007), "Te doy mis ojos" (2003), "Flores de otro mundo" (1999), y "Hola, ¿estás sola?" (1995). Y algunos como actriz, desde que debutara cuando adolescente en esa maravillosa y sublime obra maestra que es "El sur" (1983), de Víctor Erice.

Yuli es el apelativo que su padre puso a Carlos Acosta, un bailarín cubano, estrella mundial de la danza, que cuando era un chaval vivía en un arrabal de La Habana. Muy indisciplinado, su padre, camionero, visto su talento natural para el baile, le obligó contra su voluntad, a palos, a inscribirse en la Escuela Nacional de Ballet de Cuba. A pesar de que no le gustaba ser bailarín, se rebelaba contra ello, tras duros esfuerzos y la cabezonería de su autoritario padre, llegó a ser uno de los mejores del mundo, y el primer negro que hizo de Romeo en el Royal Ballet de Londres.

Una buena película (nota: 6), que seguro gustará mucho a los aficionados a la danza, este biopic con cierta originalidad en su modo de narrar; pues se dramatiza la vida del protagonista (infancia, adolescencia y juventud) con actores más o menos novatos, él mismo en la actualidad, y otros en sus etapas más jóvenes; se subliman ciertos pasajes de su vida a través de coreografías que ensaya la compañía de danza de la que es director, que puntean lo narrado, donde él mismo interpreta a su padre y otro bailarín más joven a él; y se insertan documentos de archivo de algunas de sus pasadas y gloriosas actuaciones. Con el trasfondo de los hechos sociales que ha vivido Cuba en los últimos 40 años, la historia se vertebra en torno a la relación de amor y odio entre padre e hijo. Por estos momentos vitales coreografiados, bellísimos, me recordó a otro film biográfico que vi el año pasado, "Un tango más" (2015) de Germán Kral.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, a modo de musicales notas que hagan menearse con cierta armonía a nuestras neuronas:

 - "La poesía es a la prosa como el baile es al caminar".  (John B. Wain).

 - "El baile es escultura en movimiento".  (Walter Sorell).

 - "Todo movimiento, cualquiera que sea su causa, es creador".  (Edgar Allan Poe).

 - "No hagas lo que sinceramente no quieres hacer. Nunca confundas movimiento con acción".  (Ernest Hemingway).

Besos y abrazos,

Don.
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