Por
las orillas de los matutinos llego hasta ellos cada mañana, a su apartado
mundo, no sé si furtivamente ni con demasiadas alharacas, para intentar serenar
el ánimo algo alterado por las turbulentas corrientes que a veces intentan
llevarme donde no debiera. Por lo demás, lejos de las húmedas lluvias otoñales,
seguimos resecos por culpa de este calor casi veraniego y sol inclemente que
nos envuelve, un extraño fuera de lugar, al margen de lo que sugiere el
calendario. Hoy 27ºC de máxima prevista.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Oreina (Ciervo)",
de Koldo Almandoz, y con Laulad Ahmed Saleh, Patxi Bisquert, y Ramón Agirre. Es
el primer largo que veo de este director.
Un
joven desarraigado, hijo de inmigrantes saharauis, que vive junto a su madre en
la periferia de una ciudad, allí donde confluyen esta, los polígonos
industriales y un parque natural, donde se mezclan el agua dulce y el agua
salada, se busca la vida como mejor puede, trapicheando mientras estudia
formación profesional, y pasando la mayor parte del tiempo junto a un viejo del
lugar, un furtivo que pesca ilegalmente angulas en la marisma y caza animales
salvajes en el bosque colindante para disecarlos, todos protegidos, por lo que
es vigilado por una concienzuda agente forestal, y que vive en una casa al
borde de la ría junto a su hermano, emigrante o exiliado que regresó hace unos
años, y con el que hace mucho tiempo que no se habla.
Una
buena película (nota: 6), de muy buenas maneras formales, en la que me
gustó su modo de narrar, bueno, de sugerir más que de narrar, pero cuya
historia no me atrapó, salvo momentos sueltos, muy evocadores, sensoriales,
parquísimos en palabras. Preciosa fotografía, muy contemplativa. Historia de
unos seres variopintos, breves retazos de sus vidas dispersas por las orillas
de lo convencional. Muy metafórica, difícil de pillar, pues hay que hilar fino,
parece que como segunda lectura está la situación vasca, con gente nueva que
llega, gente que huyó en su día y regresa, y un viejo mundo que parece
arrumbarse con algunos otros de sus habitantes, que quieren irse de ahí, o se
los llevan más o menos momificados.
Ahora
un par de citas de sabiduría ajena, no digo más:
- "¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien
mil lenguas! Porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!". (Santa Catalina de Siena).
- "Las palabras son sólo piedras puestas
atravesando la corriente de un río. Si están allí es para que podamos llegar al
otro margen, el otro margen es lo que importa". (José Saramago).
Besos
y abrazos,
Don.
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