Contra
viento y marea, en este calmado, cálido y soleado día de otoño (22ºC de máxima
prevista), siguen estos matutinos resistiendo los embates del tiempo, tanto el
de la cuarta dimensión como el meteorológico, dejando de buen grado desgastarse
por ellos, mientras se van convirtiendo en fluidos granos de arena, especie de
montañoso fractal, que regatea por los más recónditos recovecos de mi ser,
adaptándose a cualquier circunstancia conforme va llegando. Con los fríos y
lluvias del próximo fin de semana, el proceso seguro se acelerará.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Petra", de
Jaime Rosales, y con Bárbara Lennie, Àlex Brendemühl, Joan Botey, y Marisa
Paredes. Es el sexto largo de este director, de quien anteriormente había visto
su anterior y su segundo, "Hermosa juventud" (2014) y "La soledad" (2007).
Petra
es una pintora que acude como aprendiz durante una temporada al taller de un
mundialmente reconocido artista plástico, de muy difícil carácter, donde también
entablará contacto con la esposa y el hijo de este. En realidad está allí
porque tras haber seguido el rastro de difusas pistas, cree que el escultor
podría ser su padre, tras haberse negado su madre a decírselo poco antes de
morir. En su afán por descubrir la verdad, desencadenará toda una espiral de
maldad (por acción u omisión, según el caso), mentiras y oscuros secretos
familiares.
No
me acabó de convencer (nota: 5) esta casi que
tragedia de reminiscencias griegas contada, muy bien por cierto, casi que a
salto de mata, en capítulos desordenados temporalmente. Aun siendo la más
accesible de su filmografía, conserva plenamente su poco convencional y
estupendo estilo formal, cuajado de fueras de campo, pleno de tensa intriga sin
aspaviento alguno. Lo que más y menos me gustó fue prácticamente lo mismo,
respectivamente: el sorprendente y atípico personaje del malo, perfectamente
perfilado, un miserable cruel y perverso de tranquilas maneras; y el actor que
lo encarnaba, un no profesional primerizo y setentón, que me desmereció
bastante en relación al resto del elenco, pues le faltó la natural fluidez de
estos en su interpretación.
A
través del personaje principal, de pétrea fuerza interior, nos habla sobre la
búsqueda de la verdad, ya sea en la vida (cosa extremadamente difícil), o en el
arte (toda una entelequia para mí), y sobre la misión o utilidad de este en
nuestras vidas. Y sobre la mentira, y el perdón (o no). También sobre lo
complejo de las relaciones familiares.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, necesario saber que espero nos ayude a evitar
que seamos (o a quedarnos) de piedra las más de las veces:
- "El arte necesita o soledad, o miseria,
o pasión. Es una flor de roca, que requiere el viento áspero y el terreno
duro". (Alejandro Dumas, hijo).
- "¿Qué ganarías con injuriar a una
piedra que es incapaz de oírte? Pues bien, imita a la piedra y no oigas las
injurias que te dirijan tus enemigos".
(Epicteto de Frigia).
Besos
y abrazos,
Don.
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