Todavía
lo siguen haciendo, sorteando las posibilidades que podrían acabar con ellos en
cualquier momento, observando lo que les rodea, tomando leve partido por ello o
no según el caso. Como el otoño de estos días, que sigue revitalizándose, y
revitalizándonos, a base de viento cada vez más fuerte y desapacible, con
lluvias para hoy y sucesivos días, y máxima prevista de 9ºC.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Un día más con vida"
("Another day of life"), de Raúl de la Fuente y Damian Nenow. Se
trata de una película de animación, con incrustaciones de imagen real,
documental, basada en la novela homónima de Ryszard Kapuscinski, prestigioso
reportero de guerra polaco, que narra sus andanzas durante los inicios de la
guerra de Angola, en 1975, cuando iba a declararse país independiente,
conflicto que duró casi 30 años. Del primero de los directores, español (el
otro es polaco), había visto anteriormente un corto documental, "Minerita" (2013), que fue premiado con un Goya.
En
1975, poco después del fin de la guerra de Vietnam, y a pocos meses de la
independencia de Angola, los portugueses se afanan por abandonar la colonia
desde Luanda, su capital, sumida en el más absoluto caos y confusión, ante la
inminente guerra civil que llama a sus puertas y enfrenta a dos bandos
encontrados, alimentados por los polos opuestos que llevan luchando en su
particular Guerra Fría desde hace más de 20 años, la Unión Soviética y los
Estados Unidos, sin importarles lo que arrasan a su paso. Un periodista polaco,
Ryszard Kapuscinski, es el único extranjero que queda por el lugar, y se empeña
en ir al peligrosísimo frente sur, a casi mil kilómetros de la capital,
jugándose la vida para entrevistar a un famoso líder guerrillero que ofrece
numantina resistencia al acoso de la otra facción, mucho más poderosa. Por el camino
se irá encontrando con otros carismáticos personajes.
Una
muy buena película (nota: 7), original en su forma, que nos narra en
animación una historia con acción y aventuras, y cierto aire entre literario y
onírico sobre las crueldades de las guerras, su delirante caos y confusión,
complementado con reales imágenes de archivo y entrevistas actuales a los
ancianos supervivientes de aquella guerra. Con deje antibelicista, destila
cuestiones de ética periodística, de dudas entre implicarse con el bando retratado
o ser un mero observador objetivo de lo que sucede, cuestiones por las que todo
corresponsal de guerra debe pasar (el protagonista acabó por decidir tomar
partido). También, como consecuencia, de la influencia del periodismo sobre los
hechos observados y posteriormente narrados, tal y como se destila del
principio de incertidumbre, pues por el mero hecho de observar, el observador
está modificando de algún modo el comportamiento de lo observado. Y de aceptar
lo inevitable con resignado estoicismo mientras se entona el carpe diem a pesar del horror
circundante, como el propio título indica.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, que espero mantengan con entusiasta vida a
nuestras entendederas y sus necesarias reflexiones:
- "Un pueblo con vida, por diezmado que
se encuentre, extrae de la adversidad médula y fuerzas". (Henrik Ibsen).
- "Y por un momento he sentido que a lo
mejor una idea es más importante que el mero hecho de estar vivo, porque una
idea vive mucho tiempo después de que uno haya desaparecido". (Douglas Coupland).
- "Debemos vivir y trabajar, en cada
momento, como si tuviésemos la eternidad ante nosotros". (Gabriel Marcel).
Besos
y abrazos,
Don.
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