Bueno,
tampoco es que estemos de ardoroso verano, por mucho que algunos ilusos se
empeñen en visionarlo, pero las temperaturas están siendo la mar de agradables
en estos días de otoño luminoso, con sol que no quema, y las copas de los
árboles apenas empezando a encenderse de candente otoñada. Máxima prevista para
hoy de 20ºC, que cuando se acerque el fin de semana caerán hasta la mitad, casi
fundiéndose con las del invierno por venir, cuyos gélidos rigores sin embargo
todavía quedan lejos, muy lejos.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Burning"
("Beoning"), de Lee Chang Dong, basado en el relato corto
"Quemar graneros" de Haruki Murakami, y con Yoo Ah-in, Steven Yeun, y
Jeon Jong-seo. Sexto largo de este director coreano, de quien había visto sus
dos más recientes anteriores: "Poesía" ("Shi" 2010) y "Secret sunshine" ("Milyang", 2007).
Un
joven repartidor que quiere ser novelista, mientras hace una entrega por las
calles de Seúl, se encuentra por casualidad con una bella joven con mucho
desparpajo que fue vecina y compañera de clase en su infancia y adolescencia en
la aldea en que ambos vivían, y por la que se siente muy atraído. Ella le
impele a tener ambos una cita, tras la que le pide que cuide de su gato,
mientras hace un viaje por África. A su vuelta él va a recogerla al aeropuerto,
pero aparece con un rico guaperas que conoció allí y con el que se ha
enrollado, quedando frustrado. En una noche de confidencias entre los tres, el
misterioso nuevo novio revela una peculiar afición al joven.
Una
muy buena película (nota: 7), de espléndidas maneras formales, a la que le
faltó un qué sé yo para tocarme el alma (que el intelecto sí que lo hizo),
emocionarme y llegar a la excelencia para mí. De todas formas, en sus dos horas
y media de metraje me envolvió y atrapó con la característica parsimonia y
sutileza orientales, haciendo que se me pasaran volando. Es muchas cosas,
melodrama romántico con triángulo, thriller, existencial; y de ambiguas lecturas,
de tono que va oscureciéndose conforme avanza y se retuerce cadenciosamente la
trama, a la par que la intriga crece, y el misterio jamás se soluciona.
Extraña
historia, que genera cierta inquietud, desconcertante a ratos y que se va
enturbiando en su avance, de la que nos faltan elementos que tenemos que
conjeturar. Entre muchas otras cosas, va sobre las difusas fronteras entre
realidad e imaginación, de imaginar como real lo que no vemos a partir de
circunstanciales suposiciones, sobre encontrarle un sentido a nuestras vidas; y
también de cierta crítica social: a la precariedad laboral juvenil, a la cada
vez mayor distancia entre clases sociales y el clasismo elitista, o del estatus
femenino en una sociedad machista.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, que espero sean yesca y pedernal para alumbrar
nuestras entendederas:
- "El que pueda decir cómo arde, sufre un
fuego muy pequeño". (Francesco
Petrarca).
- "Llegar, ¡quién piensa! Caminar importa
sin que se extinga la divina llama del arte largo en nuestra vida
corta". (Manuel Machado).
Besos
y abrazos,
Don.
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