Dado
que creo que está por doquier, más bien creo que no vuelven al punto de
partida, sino que siguen avanzando sin parar, y sin mirar demasiado atrás, no vaya
a ser que se me salen sobremanera... lo que quizá no estaría mal, si es que
llegarán a ser divertidamente resalados. Pues en este primer día de primavera
oficial, de la de calendario, hemos regresado al invierno más canónico, con
frío, intenso viento desapacible del norte, rozando la helada mañanera, máxima
prevista de 9ºC, e incluso posibilidad de algún tímido chubasco de nieve.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "1945", de
Ferenc Török, basado en un relato breve de Gábor T. Szántó, y con un montón de
actores desconocidos para mí. Es el primer largo que veo de este director
húngaro.
Un
caluroso día de agosto de 1945, cuando hace poco que acaba de terminar la II
Guerra Mundial en Europa, toda la comunidad de un pequeño pueblo agrícola
húngaro está con los preparativos de la boda del hijo del cacique local con una
bella campesina, cuya ceremonia será ese mismo día. Un par de misteriosos
hombres, judíos ortodoxos, llegan allí transportando varios baúles. Su
presencia desata toda suerte de conjeturas en la comunidad y el temor a que
vengan a reclamar sus propiedades, expoliadas y expropiadas ilegalmente por sus
ex vecinos en el transcurso de la guerra, empezando a rezumar las miserias y
mala conciencia de casi todos por lo que allí ocurrió y que creían haber dejado
enterrado.
Una
buena película (nota: 6), especie de cuento moral con cierto aire de
western canónico, drama de preciosa fotografía en blanco y negro, de pocos
diálogos y que se desarrolla en unas pocas horas. Mediante los dos taciturnos forasteros
que a su silente paso traen consigo los fantasmas del pasado se van removiendo
las conciencias, para bien y para mal. Además se reflexiona sobre la culpa de
toda una sociedad avergonzada en cuanto se ve cara a cara con sus
remordimientos, y que además se amedrenta ante lo extraño, puro miedo al que
viene de fuera, que puede devenir y deviene en odio y violencia, tanto hoy como
ayer... y parece que siempre.
Pues
antes de volver al mundanal ruido, ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena,
espero que simiente de un mundo mejor:
- "Una mala conciencia se cura más
fácilmente que una mala reputación".
(Friedrich Nietzsche).
- "La buena conciencia admite testigos;
la mala se agita y se conturba aún en la soledad". (Séneca).
- "Nada puede hacerme daño excepto yo
mismo; el mal que me agobia lo llevo conmigo y jamás sufro realmente sino por
mi culpa". (San Bernardo).
Besos
y abrazos,
Don.
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