Otra
mañanita más que regreso a este mi otro hogar, el de recreo virtual de cuando
apenas ha salido el sol por el horizonte, donde vivo buena parte de mis
experiencias y sentimientos, haciendo acopio y repaso de los que más me encajan
con lo que sucede en el momento de escribirlos. La primavera, ya en su casa
tras su paso por el umbral del reciente equinoccio, sigue a lo suyo, revoltosa
como siempre, hoy bastante ventosa y fresca y dejando ver el sol cada vez más
entre las rendijas crecientes que se van abriendo en nubes y pequeños
chubascos. Rayos de esperanza que nos van calentando poco a poco, a fuego
lento.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "La casa junto al mar"
("La villa"), de Robert Guédiguian, y con Ariane Ascaride,
Jean-Pierre Darroussin, Gérard Meylan, Jacques Boudet, Anaïs Demoustier, y
Robinson Stévenin. Es el tercer largo que veo de la larga filmografía de este
director, tras las estupendas "Las nieves del Kilimanjaro" ("Les neiges du
Kilimandjaro", 2011), y "Marie Jo y sus dos amores" ("Marie-Jo et ses deux
amours", 2002).
Es
invierno en una pequeña localidad situada en una calita cerca de Marsella. Tres
hermanos sexagenarios que hace muchos años que no se ven, una actriz de éxito, un
parado "de lujo" enrollado con una chica joven, y el que se quedó al
cargo del restaurante familiar junto al padre, se reúnen allí debido al ictus
que acaba de sufrir este para arreglar y de paso ajustar cuentas, ventilando
nostálgicos recuerdos, pasados malentendidos y rencillas. Todo esto cambiará
cuando descubran a unos niños refugiados en un cobertizo debido al naufragio de
una patera en una cala cercana.
Una
buena película en general (nota: 6), que a ratos me
descolocó y en otros me pareció maravillosa, este drama familiar sobre la
nostalgia de un tiempo perdido pero también sobre compromiso ideológico a pesar
del desencanto y solidaridad social, sobre como el paso del tiempo nos modula
por la presión del cambiante entorno. También de inmigración y, de refilón, un
sutil alegato contra la especulación inmobiliaria que arrasa entornos podría
decirse que utópicamente idílicos. Esta película contiene flashbacks imposibles
para la inmensa mayoría de cineastas, debido a que director y actores
principales son amigos y han participado casi todos y casi siempre en las obras
de aquel desde hace más de treinta años, insertando trozos de anteriores films
que encajan como guante de seda en esta historia.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, que espero amueblen nuestras entendederas:
- "Cuando hay un sitio en el corazón, lo
hay en la casa". (Proverbio danés).
- "Amigo de los amigos,
huésped
de predilección,
eres
amigo y maestro,
confidente
y confesor;
compañero
en las vigilias,
en
la pereza aguijón;
en
la soledad, recreo,
y en
los caminos mentor". (Serafín y
Joaquín Álvarez Quintero).
Besos
y abrazos,
Don.
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