¡Buenos
días!
Otro
cariñoso día de invierno tenemos hoy, lejos de toda ruda aspereza
meteorológica, con sol inmaculado de nubes y temperaturas suavísimas al
mediodía (14ºC), sin madrugadoras heladas. Con estos elementos climáticos es
fácil sentirse querido y confiado en que un mundo mejor sea posible, si todos
ponemos de nuestra parte, sin escaqueos.
Antes
de ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Sin amor"
("Nelyubov"), de Andrey Zvyagintsev, y con Maryana Spivak, Aleksey
Rozin, Matvey Novikov, Marina Vasilyeva, y Andris Keishs. Es el quinto largo de
este director ruso, de quien había visto tres de sus cuatro anteriores films:
"Leviatán" ("Leviafan", 2014), "Elena" (2011), y "El regreso" ("Vozvrashchenie", 2003).
Un
matrimonio, con un hijo de doce años, está en pleno proceso de divorcio, y ya
conviviendo con sus respectivas nuevas parejas, tratando de vender su piso conyugal
para deshacer los gananciales, con continuas trifulcas en las que se echan en
cara de todo cada vez que se ven. Se odian. En una de estas, en la que el niño,
que todavía no sabe lo que piensan hacer con él y que se siente no deseado ni
querido por ninguno de los dos, con toda la razón, está oyendo sin que se
enteren los padres, mientras se dicen que no pueden hacerse cargo del chaval
tratando de endilgarle al otro la custodia, lo ven como un estorbo que
perturbaría su nueva felicidad con sus flamantes nuevas parejas. Lo usan como
arma arrojadiza en su agria disputa. Llora de desesperación el muchacho en su
escondite, se va furtivamente y ya no vuelve a casa. Pasan los días y, a
regañadientes, sus padres se verán obligados a aunar esfuerzos para tratar de
encontrarle.
Una
excelente película (nota: 8), fría, seca y desabrida, como el mismo clima
ruso, como suele ser en los films de este cineasta, con momentos realmente
sobresalientes, de puro cine, de gran cine, excelsas formas cuajadas de fondo,
del que hace pensar y remueve, pero a la que le sobró algo de metraje, en su
segunda mitad, demasiado prolija y algo premiosa en el desarrollo de la
búsqueda, según mi parecer, con momentos de suspense, y en cuya primera parte
se centra en la descripción de los personajes y sus miserias. Padres egoístas,
lisiados emocionales, embebidos en sus móviles, buscando una vana felicidad
individual sin molestos estorbos, metáfora de la deshumanización social del
capitalismo.
Me
pareció que el thriller sobre la búsqueda del chico desaparecido fue todo un
mcguffin (cosas de Hitchcock), y que el desamor del título se refiere más que
al desamor de la pareja, que va más allá, hasta el desamor de los padres hacia
los hijos no deseados y de como este se transmite de generación en generación.
Además, toda la historia puede verse como metáfora social, donde los padres son
la madre Rusia y los hijos que no reciben ni amor ni cuidados paternos son la
población de a pie, desatendidos por sus autoridades, sus servicios sociales,
etc. Este descorazonador drama familiar es todo un desolador retrato social, en
concreto de Rusia, pero también en general, allende sus fronteras.
Ahora,
antes de despedirme, y con todo mi afecto, ahí os dejo unas citas de sabiduría
ajena:
- "La sociedad paga bien caro el abandono
en que deja a sus hijos, como todos los padres que no educan a los
suyos". (Concepción Arenal).
- "Una nación que cría hijos que huyen de
ella por no transigir con la injusticia es más grande por los que se van que
por los que se quedan". (Ángel
Ganivet).
- "Todos los males del mundo provienen de
que el hombre cree que puede tratar a sus semejantes sin amor". (León Tolstoi).
- "El secreto de la felicidad no está en
hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se
hace". (León Tolstoi).
- "Puede uno amar sin ser feliz; puede
uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo prodigioso". (Honoré de Balzac).
Besos
y abrazos,
Don.
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