miércoles, 2 de noviembre de 2016

Matutino imperdonable

¡Buenos días!

No me privo de los matutinos, de ninguno, ni siquiera de este, pues es tanta su bondad que ni de perdón necesitan. Tampoco perdono este divino día de otoño, plácido y agradabilísimo, con luminoso sol y máximas previstas por los madriles de en torno a los 20ºC, así que no me quedará otra que disfrutarlo con bien.

Antes de ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Que Dios nos perdone", de Rodrigo Sorogoyen, y con Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Javier Pereira, Luis Zahera, y José Luis García Pérez. Tercer largo de este director, y segundo en solitario, de quien había visto sus dos anteriores, la espléndida y recomendabilísima "Stockholm" (2013), y "8 citas" (2008), ésta codirigida con Peris Romano.

Durante el caluroso verano de 2011, cuando la crisis económica llega a su apogeo, el movimiento 15-M hace poco que surgió y no cesa en sus manifestaciones, y el Papa va a visitar Madrid junto con miles de peregrinos de todo el mundo llenando las calles, dos policías -el uno tímido y tartamudo y el otro violento e impulsivo- se encargan de tratar de atrapar a un asesino en serie de ancianas con el mayor sigilo posible para que la noticia no salte a lo medios.

Una muy buena película (nota: 7) este thriller policiaco, con algunas cosas que no me gustaron, clásico pero algo distinto, especialmente por su modo de enfocar, de mirar a sus personajes y situaciones que viven. Está, y nos mantiene, en permanente estado de tensión, de principio a fin, con algunos toques de humor. Casi más que la cuestión de la indagación policial en busca del asesino, parece importar más el indagar en la psicología y personalidad de los protagonistas, muy distintos, pero complementarios, en cómo se comportan ante y relacionan con sus familiares y amigos, si es que los hay, o no tan allegados. Aunque distintos en apariencia, el uno introvertido, el otro extrovertido, no lo son tanto, pues ambos tienen una gran dificultad en relacionarse con los demás, cada uno a su modo, e incluso consigo mismos. Es más, es posible que en el fondo no sean tan distintos del asesino al que buscan, especialmente uno de ellos.

Ahora algo de sabiduría ajena, también imperdonable en estos matutinos, con la que espero aprendamos a pasar por alto esos pecadillos sin importancia, los de los demás y los nuestros propios:

 - "Al que yerra, perdónale una vez, mas no después".  (Refrán).

 - "Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado. El arrepentimiento mejor es, sencillamente, cambiar".  (José Saramago).

Besos y abrazos,

Don.
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