lunes, 14 de noviembre de 2016

Después de los apacibles matutinos

¡Buenos días!

Vienen ellos a mí, o yo a ellos, me revuelven y desordenan con suma serenidad todo lo que tenía preconcebido, me limpian y airean, y así, después de ellos, cada día me enfrento con renovados bríos a lo que esté por venir, aceptándolo tal cual, soñando con algunos de mis deseos, pero sin que me frustre el que eventualmente no pueda alcanzarlos. Respecto del clima de ahí fuera, ni rastro de tormentas por el momento, en este muy soleado y tranquilo día otoñal, de 15ºC de máxima prevista, así que a disfrutarlo mientras dure, anhelando algunos días más de melancólicas lluvias que nos hagan rebrotar nuestros más profundos sentimientos.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Después de la tormenta" ("Umi yori mo mada fukaku"), del maestro cinematográfico Hirokazu Kore-Eda, y con Hiroshi Abe, Kirin Kiki, Yoko Maki, y Taiyo Yoshizawa. De este director japonés, que me entusiasma y maravilla, había visto los siete más recientes de sus anteriores films, a saber: "Nuestra hermana pequeña" ("Umimachi diary", 2015), "De tal padre, tal hijo" ("Soshite chichi ni naru", 2013), "Kiseki (Milagro)" ("Kiseki", 2011), "Air doll" ("Kûki ningyô", 2009), la excelsa y sublime obra maestra que es para mí "Still walking" ("Aruitemo, aruitemo", 2008), "Hana" ("Hana yori mo naho", 2006), y "Nadie sabe" ("Daremo shiranai", 2004).

Un hombre, cuya primera y única novela escrita fue premiada en su día, es todo un desastre en su vida profesional y personal. Está divorciado, vive anclado en su feliz pasado, queriendo ganarse la vida como novelista y reconquistar a su mujer, y es un ludópata que gasta en apuestas todo lo que gana como detective privado y con sus trapacerías, con lo que no puede pagar a su ex la pensión alimenticia de su hijo. Su padre acaba de morir y tratará de retomar las riendas de su vida recuperando la relación con su hijo. Un inesperado tifón le obligará, a él y toda la familia, a pasar la noche juntos en casa de su madre, lo que le dará la oportunidad de reencontrarse con todos por un breve tiempo.

Otro estupendo film de Kore-Eda (nota: 8) este drama familiar trufado de comedia, y de resignada melancolía por lo que se fue y ya no puede ser. A pesar de algún leve bajón al poco de comenzar, lo mejor fueron las escenas con la madre, las más divertidas, fascinante personaje quien con sus puntazos no daba puntada sin hilo, muy especialmente a costa de su difunto marido y desastrado hijo, tal para cual, que vive en perpetuo fracaso económico, profesional, sentimental y familiar. Otra lucidísima reflexión sobre la cotidianidad familiar, con su inconfundible estilo, pleno de serenidad, sensibilidad y exquisita sutileza, sobre las relaciones entre padres e hijos, estén o no presentes, y sobre lo que los padres nos dejan en herencia, no precisamente cosas materiales, tanto para bien como para mal.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, algo revueltas por el ventarrón de mis caóticas neuronas, pero que seguro aportan un soplo de aire fresco a nuestras quizá abotargadas entendederas:

 - "Todo deseo estancado es un veneno".  (André Maurois).

 - "El amor es el gran refugio del hombre contra la soledad, la inmensa soledad que le han impuesto la naturaleza, la especie, las leyes eternas".  (Henry Bataille).

 - "El horizonte es negro, la tempestad amenaza; trabajemos".  (André Maurois).

 - "Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes".  (Khalil Gibran).

 - "Si no quieres ser desgraciado trata a las catástrofes como a molestias, pero de ninguna manera a las molestias como a catástrofes".  (André Maurois).

Besos y abrazos,

Don.
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