¡Buenos días!
No, no creo que vaya a
filmar nada, más bien voy a pasar otro rato mañanero en esta habitación
privada, perfectamente recogida y pulcra, a la que todos podéis echar un ojo,
si así os place, y no os duele el perderlo por un momento, que ya volverá a su
órbita cuando toque. Por lo demás, seguimos de camino al otoño canónico,
todavía algo lejos, aunque viendo cada vez más nubes sobre nuestras cabezas, y
con temperaturas que aún sobrepasan los veinte grados (22ºC de máxima prevista
para hoy), así que la áurea música otoñal, esa que nos invita al recogimiento
emocional, todavía no nos llega, si acaso su lejano eco.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "La camarera Lynn" ("Das
zimmermädchen Lynn"), de Ingo Haeb, y con Vicky Krieps y Lena Lauzemis. Es
el tercer largo de este director alemán, y primero suyo que veo.
Una joven que hace poco
salió de un psiquiátrico, trabaja limpiando habitaciones en un hotel. Es
solitaria, meticulosa y obsesiva en sus tareas, y mantiene una desganada y
funcional relación sexual con su jefe, más por matar el aburrimiento que por
otra cosa. Le gusta curiosear y espiar entre los objetos personales de los
clientes que se alojan en el hotel. Además, por las noches, se mete bajo las
camas a escuchar lo que sucede en la habitación, las intimidades de los
alojados. En una de estas, el hospedado de turno, cliente habitual del hotel,
contrata los servicios de una prostituta de lujo, especializada en clientes
masoquistas, una dominátrix con la que quedará fascinada. Consigue su número,
la llama y concierta una cita (de pago). A partir de ahí, entablarán una
peculiar relación.
Una buena película, de
buenas maneras formales, pero cuya excéntrica historia sobre las turbias
emociones de nuestra protagonista de tortuosa mente no me terminó de cautivar (nota:
5). Aun así tuvo cierto poder de fascinación para mí por su ritmo
pausado, algo hipnótico, y por las morbosas escenas eróticas de bajo voltaje,
bastante sutiles.
Ahora algo de sabiduría
ajena, que tal vez nos sirva para mejor mirarnos adentro:
- "Nunca se debe mirar a una persona que
duerme. Es como sí abriéramos una carta que no ha sido dirigida a
nosotros". (Sacha Guitry).
- "Los hombres están siempre dispuestos a
curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí
mismos y corregir su propia vida".
(San Agustín).
- "El que domina a los otros es fuerte;
el que se domina a sí mismo es poderoso". (Lao-Tsé).
- "Intento servir a los demás, lo que
para mí constituye el único sentido de la vida". (Sándor Márai).
Besos y abrazos,
Don.
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