viernes, 4 de septiembre de 2015

¿Un matutino en Sevilla?

¡Buenos días!

No, que todavía hace demasiado calor para mí por esos lares, y además, como dice el aforismo, a lo mejor me quedo sin silla, deje o no de sonar la música; pero no, siempre tendré un huequecito en el corazón de estos matutinos, donde me siento maravillosamente reconfortado. Las temperaturas han vuelto a bajar otro poquito (máxima prevista para hoy en los madriles de 24ºC), y es posible que caiga algún chaparroncillo vespertino, pero siempre hará más calor en Sevilla, aunque no me dejo engañar por si pierdo el asiento, por mucho que me tiren unas buenas tapitas con manzanilla, incluso arrebujada con gaseosa.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Las sillas musicales" ("Les chaises musicales"), de Marie Belhomme, y con Isabelle Carré, Philippe Rebbot y Carmen Maura. Es el debut en el largo de esta directora francesa.

Una animadora musical de cumpleaños infantiles y fiestecillas varias, casi cuarentona, torpona, candorosa, de buen corazón, que no sabe muy bien cual es su lugar en este mundo, y que vive sola, camino de uno de sus bolos provoca un accidente casual en el que un hombre cae, y creyendo que le ha matado, huye apresuradamente del lugar de los hechos, no sin antes avisar a una ambulancia. Cuando se entera por el periódico del día siguiente que ha quedado en coma, con gran cargo de conciencia, decide visitarle cada día en el hospital, haciéndose pasar por una pariente lejana, y poco a poco, por curiosidad, irá indagando cosas de su vida, inmiscuyéndose en ella, aprovechando que él está ausente, pero siempre intentando hacer el bien.

Amable comedia romántica (nota: 5), bastante peculiar, agradable de ver, pero que no me enganchó gran cosa. Historia de una pintoresca mujer que vive una anodina vida en la que no ve hueco donde encajar, y que al vivir otra que no tiene, la del hombre en coma, cual si estuviera sentada en una silla que no es la suya, encuentra en cierto modo un lugar en el mundo.

Ahora algo de sabiduría ajena, que a lo mejor nos hace sentar algo más nuestras cabezas, no necesariamente en silla alguna:

 - "El hombre descontento no encuentra silla cómoda".  (Benjamín Franklin).

 - "En las fiestas no te sientes jamás; puede sentarse a tu lado alguien que no te guste".  (Groucho Marx).

 - "Aquel que ama, el mismo se ata y se mata, y se hace de señor siervo, en tanto que todos cuantos ve se piensa que le usurpan su amor, y con muy poca superstición todo en su corazón se perturba y se le revuelve de dentro".  (Alfonso Martínez de Toledo).

Besos y abrazos,

Don.
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