viernes, 25 de septiembre de 2015

Matutino de terrenales anhelos

¡Buenos días!

Otra mañanita más en la que cumplo mi encendido deseo de estar por aquí, en este día de otoño primerizo (llevamos sólo dos días) que más parece veranillo con esos 28ºC de máxima prevista para hoy por los madriles, que no permiten ni soñar que vaya a helar lo más mínimo, pululando junto a mis hadas y ninfas en este etéreo matutino, tan lejos y tan cerca a la vez de mi otra realidad, sin todavía posar los pies en el suelo hasta que salga, cuando me despida con mis usuales besos y abrazos y con la sensación de que se me hizo muy corto el viaje.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo un peliculón, no precisamente porque me haya entusiasmado, sino por su inmensa duración de casi cuatro horas (hubo un necesario intermedio para estirar las piernas y distender las vejigas). Se trató de "Heimat - La otra tierra" ("Die andere heimat - Chronik einer sehnsucht"), de Edgar Reitz, y con Jan Dieter Schneider, Antonia Bill, y Maximilian Scheidt. Es el primer largo que veo de este octogenario director alemán.

Durante la década de 1840 la pobreza y la hambruna se enseñorea de casi toda Europa, lo que obliga a miles de familias a emigrar hacia Sudamérica. En un remoto pueblo alemán un joven, el hijo pequeño de una humilde familia de herreros, devora libros de viajes y sueña con ir a Brasil a buscarse una vida mejor. Mientras tanto, va narrando sus cotidianas peripecias y anhelos en las hojas de su diario.

Película de muy buenas maneras formales, de fotografía en blanco y negro de gran belleza, con sutiles pinceladas de color sobre pequeños detalles, pero cuya historia y modo de contarla no me dijeron gran cosa (nota: 4). A ratos sueltos, pocos, sí que me gustó mucho este drama humano y social, a través de la vida de dos hermanos opuestos, y sobre el trasfondo de un país hundido en la pobreza tras múltiples guerras y expoliado por una despótica y absolutista clase dirigente, lo que impele a buena parte de sus gentes, peleles de tal situación, a la emigración forzada, a un viaje lleno de vicisitudes, pero no más ni peores que las que ya viven en su lugar de origen.

Ahora algo de sabiduría ajena, que ayude a volar a nuestra imaginación, pero sin despegar en exceso los pies de la tierra:

 - "Los mejores libros son aquellos que quienes los leen creen que también ellos pudieron haberlos escrito".  (Blaise Pascal).

 - "La vida es un libro del que, quien no ha visto más que su patria, no ha leído más que una página".  (Filippo Pananti).

 - "Toda la tierra está al alcance del sabio, ya que la patria de un alma elevada es el universo".  (Demócrito).

 - "El deseo es un anhelo del pensamiento hacia el porvenir".  (Simone Weil).

 - "¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?".  (Helen Keller).

 - "Es necesario esperar, aunque la esperanza tenga que verse siempre frustrada, pues la esperanza misma constituye, por lo general, una dicha, y sus fracasos, por frecuentes que sean, son menos horribles que su extinción".  (Samuel Johnson).

Besos y abrazos,

Don.
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