¡Buenos días!
No, no va el título por la
parte funeraria, sino por lo de nota o carta breve, esquemática, ya que en
cierto modo estos matutinos son eso, pequeños huesecitos a partir de los
cuales, cual armazón que puede montarse, poder ensamblar (que no embalsamar) mi
ideario al completo. También, cual diseminados restos óseos fosilizados
reblanquecidos por el sol, hoy tenemos algunas nubes de algodón, muy parecidas
unas a otras, casi gemelas todas, toda vez que las grises que trajeron lluvias
hasta hace pocos días se descompusieron al muy tibio calorcito de estos días de
suave otoño (máximas rondando los 15ºC).
Este pasado fin de semana
estuve en el cine viendo "The skeleton twins",
de Craig Johnson, y con Kristen Wiig, Bill Hader, Luke Wilson, y Ty Burrell. Es
el segundo largo de este director, y primero suyo que veo.
Dos hermanos mellizos hace
diez años que ni se ven ni se hablan. Viven en puntos opuestos del país, el uno
en California, la otra en Nueva York. Un día, justo en el momento en que está a
punto de suicidarse, ella recibe una llamada informándole que su hermano está
ingresado en un hospital tras un intento de suicidio a causa de una decepción
amorosa. Ella le invita a su casa, en la que vive con su marido, durante unos
días, para que se recupere. Con sus más y sus menos, tratarán de retomar su
pérdida relación de antaño, cantándose la gallina entre ambos sobre el porqué
sus vidas han podido ir tan mal como para querer bajarse de ellas.
Buena película esta comedia
agridulce con incrustaciones de drama, o viceversa, que al principio no me
gustó gran cosa, pero que tras una esplendorosa y radiante escena (los dos
hermanos haciendo play-back de una canción) que me sacó de mi desinterés por
ella, consiguió engancharme. Historia de la relación de estos dos muy
peculiares hermanos, la mar de raritos, con cierto deje autodestructivo, y
especie de hermanos calavera; y de cómo van aprendiendo, juntos, a aceptar los
sinsabores de la vida, especialmente de su pasado, y las consecuencias de su
desastrosa manera de llevarla, y a hacer borrón y a tirar "p'alante".
Ahora, nuestra cita con la
sabiduría ajena, hoy sólo con una sola cita, cual esquelética esquela, que
seguro, y paradójicamente, nos ayuda a hermanarnos con lo que nos rodea:
- "Hermano: no nos preocupemos por el
mañana. Aprovechemos este soplo de vida. Mañana todos abandonaremos esta posada
y nos pareceremos a los muertos de hace diecisiete mil años". (Omar Khayyam).
Besos y abrazos,
Don.
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