¡Buenos días!
Otra mañana más en la que
estamos aquí reunidos todos los que lo deseamos para deliberar de lo que nos
plazca, a nuestro libre albedrío, tenga que ver con la realidad o con mi
imaginación, aunque ambas vengan a ser lo mismo, que la realidad muchas veces
parece imaginación, y lo que imaginamos es normalmente muy real. El verano
también se ha reunido consigo mismo y ha tomado la decisión de agobiarnos hoy
menos que ayer (unos tres grados menos de máxima), que si no acabará por
fundirnos hasta la última de nuestras neuronas en nuestros recocidos cráneos,
que ya casi más deliran que razonan o sienten.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "El congreso" ("The
congress"), de Ari Folman, y con Robin Wright (esplendorosa en su
madurez), Harvey Keitel, Danny Huston, y Paul Giamatti. Está basado libremente
en un relato de Stanislaw Lem (también el novelista de "Solaris")
titulado "Congreso de futurología". Es el cuarto largo de este
director israelí, de quien ya había visto su anterior, "Vals conBashir" ("Vals im Bashir", 2008).
Robin Wright es una madura
actriz cuyo mejor momento profesional hace años que ya pasó, así que a
regañadientes, por su necesidad de dinero, acepta la propuesta de unos estudios
cinematográficos de digitalizar su imagen, para que la usen a su antojo, con la
condición de que debe desaparecer como actriz y persona, pues su avatar ya hará
todo el trabajo. El contrato es por 20 años. Una vez pasados, es invitada a un
congreso de futurología que se desarrolla en el mundo virtual animado, en el
que la proponen ampliar el contrato, dados los nuevos avances tecnológicos
habidos que han hecho cambiar radicalmente el mundo, en el que ya no está clara
la frontera entre lo real y lo irreal.
Una extraña e inclasificable
película, que combina personajes reales, en una primera parte, con psicodélica
y colorista animación en una segunda, y en la que se crítica un próximo futuro
distópico (¿ya hoy en día?) en el que lo virtual tiene más importancia que lo
real, y en el que la mayoría de la gente prefiere evadirse de la anodina
realidad a base de química que induce estados de ánimo y realidades paralelas.
Esto en la segunda parte, que en la primera se reflexiona sobre actores títeres
manipulados a su antojo por productores cinematográficos para conseguir máximo
beneficio. En definitiva, habla del posible futuro del cine y de la humanidad
en general. Como en un buen congreso se induce al buen debate y reflexión sobre
estos y otros temas. De todas formas no me acabó de convencer del todo, con
algunos alucines e inconexiones, a pesar de otros momentos realmente (e
imaginadamente) espléndidos.
Ahora, ahí os dejo reunidas
unas citas de sabiduría ajena, que seguro incitan a nuestra reflexión y debate
interior:
- "El verdadero escritor no lo pone todo
en su libro; lo mejor de su trabajo se realiza en el alma de los
lectores". (Anónimo).
- "El arte es la mentira que nos permite
comprender la verdad". (Pablo
Picasso).
- "El mayor azote de la vida moderna es
tener que dar importancia a cosas que, en realidad, no la tienen". (Rabindranath Tagore).
- "No hay más realidad que la imagen ni
más vida que la conciencia".
(Azorín).
- "¡Qué glorioso regalo es la imaginación
y la satisfacción de lo que ofrece!".
(Thomas Mann).
- "Si deseas que tus sueños se hagan
realidad, ¡despierta!". (Ambrose
Bierce).
Besos y abrazos,
Don.
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