¡Buenos días!
Todavía sigo sin alcanzar a
comprender el porqué me encuentro tan a gusto y feliz en este mundo matutino, o
quizá sí que lo sé, pero me lo oculto para seguir teniendo algo que descubrir
en el caso de que lo demás desaparezca. Cosa que no hace todavía el calor
veraniego, y eso que vamos camino, y ya estamos cerca, del equinoccio otoñal,
aunque poco a poco, por los misterios que la meteorología va desvelando, va
refrescando, sobre todo en cuanto el sol se oculta por el horizonte, dejando
unas deliciosas tardes que invitan al feliz hedonismo.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "El misterio de la felicidad", de
Daniel Burman, y con Guillermo Francella, Inés Estévez, Fabián Arenillas, y
Alejandro Awada. De este director argentino había visto dos de sus anteriores
films: "El abrazo partido" (2004),
y la deliciosa "Todas las azafatas van al cielo" (2001).
Dos amigos de toda la vida,
son además socios de un próspero negocio de venta de electrodomésticos desde
hace más de veinte años. Son casi gemelos siameses unidos por un estrecho
vínculo, se entienden sin hablar, se complementan, se quieren, se necesitan.
Parecen felices. Pero un día, uno de ellos desaparece sin dejar rastro. El
otro, que ni entiende ni acepta lo sucedido, empieza a comprender que la cosa
va de veras cuando la esposa del desaparecido, a quien no conocía personalmente,
le confirma la noticia. Ambos empiezan a buscarlo y a tratar de averiguar el
porqué de su fuga, pero conforme avanzan en la investigación ambos van tomando
conciencia de que no quieren realmente encontrarlo, que se encuentran muy bien
sin él.
Una amable comedia
melodramático-romántica que en sus tres primeras cuartas partes me osciló entre
el ni fu ni fa y lo normalito, pero que hacia el final me interesó algo más,
con un remate final que, aunque ya se veía venir durante el último cuarto, sí
que me gustó realmente, cuando el reencuentro de los tres en la distancia,
resuelto estupendamente sin mediar ni una palabra. Nos habla de fidelidad y
pactos, que pueden ser rotos por sueños adormilados por la rutinaria
conveniencia y convivencia. Puede verse esto como una traición, pero cuando se
despierta del hechizo y se acepta, es cuando puede tomarse conciencia de los
sentimientos ajenos ... y de los propios, que es casi más difícil. Y también de
como buscando al desaparecido acaban por encontrarse a sí mismos, y el uno al
otro.
Ahora algo de sabiduría
ajena, que tal vez nos ayude a desvelar algunos misterios vitales, e incluso
hacernos algo más felices:
- "El pensar es un misterio; el hablar es
un misterio; el hombre, un abismo".
(Jaime Balmes).
- "Cuando el hombre no se encuentra a sí
mismo, no encuentra nada".
(Goethe).
- "En la vida de las personas hay grandes
misterios y el amor es uno de los más inaccesibles". (Iván Turgueniev).
- "La alegría se encuentra en el fondo de
todas las cosas pero a cada uno le corresponde extraerla". (Marco Aurelio).
- "He sospechado alguna vez que la única
cosa sin misterio es la felicidad, porque se justifica por sí sola". (Jorge Luis Borges).
Besos y abrazos,
Don.
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