¡Buenos días!
Está volviendo a hacer bastante calor, más a cada día que pasa, tanto que ya casi apetece salir de noche, cual vampiros a los que el sol desintegraría, y divertirse como buenamente se pueda. Día de sol inmaculado de nubes que nos despierta con tibieza, con sus 14ºC al amanecer, y en el que se espera una máxima por los madriles de 27ºC. Por lo demás, estos matutinos que salen, como el sol por levante, al alba y perfectamente arregladitos, viven la noche intensamente, bullendo de ideas y, de cuando en cuando, desvaríos, para acabar plasmadas y plasmados, cuando no desparramados, en estas líneas.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Víctima imperfecta" ("Quitter la nuit", 2023), de Delphine Girard, y con Selma Alaoui, Veerle Baetens, Guillaume Duhesme, Anne Dorval, Adèle Wismes, y Gringe. Es el primer largo de esta directora belga, basado en su corto "Une soeur" (2018), que estuvo nominado al Óscar de su año en su categoría, de 16 minutos, que son los primeros del propio largo, en donde se desarrollan las secuelas de aquel suceso sobre los tres protagonistas.
Es de noche. Una mujer va en el coche que conduce un hombre. Le dice que va a llamar a su hermana, que está cuidando a su hijo, para ver como está, pero en realidad está llamando a emergencias 112. Al otro lado, gracias a su perspicacia, la mujer que atiende el teléfono consigue evitar que la cosa vaya a mayores, pues lo que ha sucedido en realidad es que él la ha violado y no sabe qué hacer con ella, llevándola en coche de aquí para allá. Es detenido por la policía, quien comienza su investigación e interrogatorios para esclarecer los hechos. Mientras tanto, cada uno sigue con su vida cotidiana, la víctima relativizando lo sucedido en su agresión sexual, el denunciado tratando de autoconvencerse de que él no hizo nada malo, y la mujer que atendió el teléfono, que parece especialmente interesada por el caso, tratando de averiguar detalles de él y haciendo seguimiento de su avance. Dos años después comienza el juicio por violación y secuestro... ¿puede realmente la justicia reparar los daños sufridos por la víctima?
Estupenda película (nota: 8), basada en un caso real que conoció la directora, que te mantiene en vilo, muy especialmente en sus potentes primeros 16 minutos, aunque también el inquietante suspense se manifiesta en otros momentos posteriores. Me pareció diferente, y me encantó por el modo de tratar la historia, centrándose en el conflicto interno y circunstancias vitales de los afectados, sin olvidarse de ninguno, tanto de la víctima y el agresor, como de la agente telefónica que observó (sin ver) lo que sucedía, sobre sus diferentes puntos de vista sobre ello. Además, se van reconstruyendo los hechos en retrospectivas, poco a poco. Sin buenos ni malos arquetípicos, en donde cada palo deberá aguantar su vela, nos habla con inteligencia sobre abusos y consentimiento y sus zonas grises, de las consecuencias físicas y psicológicas del ataque, de la frialdad del sistema hacia las víctimas, de las dudas sobre ella, incluso de ella misma que se autoresponsabiliza de lo que no debe... y nos induce a interesantes reflexiones. No os la perdáis, aunque se está desvaneciendo de la cartelera a toda prisa, una pena.
Ahora, antes de salir de este matutino, unas citas de sabiduría ajena, que ninguna culpa tienen, son simples heraldos:
- "Para conocer bien las cosas, hay que conocer bien todos sus detalles, y como éstos son casi infinitos, nuestros conocimientos son siempre superficiales e imperfectos". (François de La Rochefoucauld).
- "El que mata o tortura sólo conoce una sombra en su victoria: no puede sentirse inocente. Necesita, pues, crear la culpabilidad en la víctima". (Albert Camus).
- "Por encima de todo, sé la heroína de tu vida, no la víctima". (Nora Ephron).
- "Siempre me he preguntado: una vez que tienes la confesión, una vez que tienes el culpable, una vez que alguien te ha hecho un daño terrible, ¿qué haces con esa persona? Mi respuesta era siempre: yo no buscaría castigar, sino poner a esa persona frente a frente con su víctima. Yo me imagino casi una eternidad de enfrentamiento para que esa persona entendiera aquello que había hecho. No me interesa que el ciclo continúe, porque lo importante es cómo superamos ese ciclo de odio y de rivalidad". (Ariel Dorfman).
Besos y abrazos,
Don.
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