¡Buenos días!
La primavera sigue, como si nada, a lo suyo, con sol y nubes, con bastante calor (28ºC de máxima prevista por los madriles para hoy), pero sin abusar, pues mañana mismo se le bajarán los humos, los térmicos, como si intuyera que no le voy a consentir pasarse de la raya, de la treintena, diciéndole con cierto descaro: de eso nada, monada. Y volando al norte o al sur, o donde sea, acertada o equivocadamente, como la paloma de Rafael Alberti, en caso de que no respetara mis deseos de que la frescura no se evapore con tanto calor que ya agobia.
Este fin de semana estuve en el cine viendo "Nina" (2024), de Andrea Jaurrieta, y con Patricia López Arnaiz, Darío Grandinetti, Aina Picarolo, e Iñigo Aranburu. Es el segundo largo, y primero que veo, de esta directora.
Con una escopeta de caza en el bolso como único bagaje, una mujer herida de muerte y taciturna, de dura mirada, Nina, regresa al pueblo costero del norte donde nació, y del que se fue hace más de 20 años cuando era adolescente, para vengarse por algo que le sucedió entonces con un famoso escritor, bastante mayor que ella, al que la localidad va a rendir un homenaje. El reencuentro con su pasado le hará replantearse si la venganza es la única opción.
Buena película en general (nota: 6), cuya historia, de parsimonioso e intimista modo de narrarla no me acabó de llegar del todo, a pesar de sus buenas maneras. Con tensión narrativa que va liberando los misterios, secretos a voces, sobre lo que ocurrió, de modo sugerente, turbador, algo incómodo, nos habla sobre todo de abusos sexuales (a menores) y los límites del consentimiento, de víctimas y verdugos, que más que de venganza nos habla de daños sufridos, físicos y morales, de heridas sangrantes, sin cicatrizar, y de perdón y redención. No sé muy bien el porqué, pero esto anterior me trajo a la mente la cuestión terrorista vasca, gravísima herida que, aunque aparentemente cerrada, todavía no lo está del todo.
Como no quiero abusar más de vuestro tiempo por hoy, ya mismo vamos a la sabiduría ajena, hoy con un poema y una cita, ambas del mismo autor:
Se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche, la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas, rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)". (Rafael Alberti, "La paloma").
- "Yo no puedo borrar mi vida entera, y si pudiera hacerlo no lo hiciera, pues ella me ha llevado a lo que soy". (Rafael Alberti).
Besos y abrazos,
Don.
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